Bolivia en el Mercosur, un recuento histórico
El país culmina un proceso de casi una década para convertirse en miembro pleno del Mercosur, tras superar obstáculos políticos y burocráticos.
Bolivia culmina el proceso para convertirse en miembro pleno del Mercosur.
INFORME
Bolivia culmina un proceso de casi una década para convertirse en miembro pleno del Mercosur, tras superar obstáculos políticos y burocráticos en varios países del bloque.
La adhesión de Bolivia como miembro pleno del Mercosur marca un hito significativo en la política exterior nacional, ofreciendo múltiples oportunidades para el desarrollo económico y social. Esta integración permite al país participar plenamente en un mercado común con algunas de las economías más importantes de Sudamérica, lo que puede impulsar su comercio exterior, atraer inversiones y fortalecer la posición de la región en su conjunto. Al mismo tiempo, brinda a los productos bolivianos un acceso preferencial a las plazas de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, potencialmente aumentando las exportaciones y fomentando la industrialización en Bolivia.
La pertenencia al bloque no solo fortalece su voz en las decisiones que afectan a Sudamérica, sino que también le permite beneficiarse de acuerdos comerciales que el Mercosur negocie con otras regiones o países. Además, la membresía plena puede facilitar la libre circulación de personas, beneficiando a trabajadores y estudiantes bolivianos, potencialmente impulsando diversos proyectos de infraestructura energética y logística.
El diputado supraestatal boliviano, Adolfo Mendoza, detalla el complejo camino recorrido por Bolivia desde 2015 hasta 2024 para lograr su adhesión como miembro pleno del Mercosur. El proceso, marcado por cambios políticos en la región y desafíos diplomáticos, involucró negociaciones en múltiples niveles y requirió una intensa labor de diplomacia parlamentaria para su concreción.

A continuación, les presentamos el relato en extenso que el parlamentario supraestatal brindó a La Razón. Queda como la memoria detallada de una serie de esfuerzos, continuidades, demoras, contratiempos y voluntades que a la postre culminaron con un camino que recién comienza.
HISTORIA. En 2015, Evo Morales firmó el protocolo junto con los presidentes de los otros cuatro países del Mercosur, iniciando el proceso de adhesión de Bolivia. Hasta ese momento Bolivia era solamente un país asociado, y cuando ellos aceptan su incorporación en 2015, se rubrica el protocolo. Éste tuvo que ser ratificado por los órganos legislativos de cada uno de los países. En ese momento estaba Venezuela como parte del Mercosur. Los legislativos de Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela firmaron los protocolos, pero no lo hizo Brasil. Inicialmente tampoco lo hizo Paraguay porque había problemas de constitucionalidad después, tras dos años del golpe a Fernando Lugo.
En el caso de Brasil, si bien esto estaba ya casi resuelto, vino el golpe de Estado a Dilma Rousseff y el siguiente presidente no impulsó absolutamente nada de las gestiones para la adhesión de Bolivia. Luego, se sucedieron las elecciones presidenciales en Brasil, ganó Jair Bolsonaro, y él tampoco hizo absolutamente nada porque era contrario al ingreso de Bolivia al Mercosur. Por tanto, pese a contar ya con las aprobaciones legislativas de los otros países, el trámite se detuvo con la decisión de Bolsonaro en Brasil, antes con la decisión de quienes asumieron el gobierno después del golpe a Rousseff.
Entonces, allí hubo que hacer una gestión muy complicada en 2019 para que se mantenga y no se archive la propuesta de ley de adhesión en Brasil. El punto es que, más bien, lo que hizo el Legislativo brasileño fue devolver a Itamaraty, es decir, a Cancillería brasileña, durante el tiempo de Bolsonaro. Y nuevamente esto quedó casi en fojas cero.
Después de 2019, en 2020, el gobierno de Jeanine Áñez desestimó la propuesta de que el proyecto retorne de Itamaraty al Legislativo brasileño y esto consolidó el congelamiento de la posición brasileña ante la inacción del gobierno boliviano de entonces. No nos olvidemos que Jeanine Áñez, además, congeló nuestras relaciones con varios países de Sudamérica y optó incluso por no participar en varias de las reuniones que se realizaron en el Mercosur, cuando ya Bolivia dejó de ser país asociado y pasó a ser país en proceso de adhesión.
Esto generó una serie de dificultades y ya en 2020 la nueva representación supraestatal electa empezó a hacer las gestiones. Estas representaciones de la actual camada supraestatal, de la representación parlamentaria supraestatal, ante el Parlasur, donde empezamos a participar como miembros. No éramos socios plenos, pero fuimos aceptados como miembros del Parlasur sin derecho a voto, pero sí con derecho a voz. Esta negociación se la hizo a nivel de la diplomacia parlamentaria. Consolidamos como supraestatales nuestro espacio en el Parlasur, y a partir de allí empezamos a dialogar con las distintas delegaciones que ya habían aprobado el ingreso de Bolivia y habían aprobado el protocolo. Se lo hizo con Argentina, se lo hizo con Uruguay, se lo hizo con Paraguay; con Venezuela no, porque ya Venezuela estaba suspendida del Mercosur.

Logramos un acuerdo con las delegaciones de Argentina, de Uruguay y de Paraguay en el Parlamento del Mercosur para plantear en bloque la necesidad de que la delegación brasileña ante el Parlasur se comprometa a hacer las gestiones legislativas en su país. En 2020 logramos un compromiso inicial de la propia representación brasileña en el Parlasur. Sin embargo, la dificultad tenía que ver con el propio gobierno brasileño.
Con todo, fue vital la participación de la representación parlamentaria brasileña y también de las otras representaciones para cerrar un acuerdo y generar en el Pleno del Parlamento del Mercosur un compromiso para apoyar a la delegación brasileña en los diálogos en su país para que se trabaje el proceso de adhesión, primero en diputados y después en el Senado.
LULA. Es importante mencionar que estuvieron de acuerdo con todos estos compromisos tanto la mesa directiva del Parlamento del Mercosur como el pleno del mismo.
Entonces, eso dio mucha fuerza para retomar el diálogo con el Legislativo brasileño. Lula, mientras tanto, asumió en campaña y luego ratificó en el momento en el que fue posesionado como presidente su disposición para que Bolivia ingrese como socio pleno al Mercosur. Eso ayudó a esta gestión de diplomacia legislativa para que los documentos regresen nuevamente a la Comisión de Relaciones Internacionales en Diputados de Brasil, y se determine ya en septiembre de 2023 el ingreso de la propuesta de adhesión a la agenda de la Comisión de Diputados en Brasil para el tema.
El asunto se discutió en la comisión y en octubre ya había una mayoría en la comisión proclive a la aceptación. Todo esto en el marco de la diplomacia legislativa con el Parlasur y la delegación supraestatal boliviana. En noviembre de 2023, nos dedicamos de manera presencial.
En ese momento, se determinó que yo pueda formalmente asumir la designación de una nueva vicepresidencia por Bolivia ante el Parlasur. Y allí se me dio el mandato de ser el vicepresidente de este organismo.
En octubre, entonces, se negoció directamente en Brasilia la puesta en agenda en la comisión, se aprobó en la comisión y luego se aprobó en el Pleno de Diputados. Inmediatamente después nos dedicamos a conversar sobre todo esto con la Cámara del Senado, primero con la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado, a cargo de uno de los también representantes brasileños ante el Mercosur, Nelsinho Trad. Él era el senador presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales y el jefe de delegación era Arlindo Chinaglia. Nos movimos juntos para cerrar todas las conversaciones y posibilitar incluso la aprobación en el Senado brasileño.
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Una vez que el Senado brasileño aprobó, esto pasó nuevamente a Itamaraty, y el 7 de diciembre del año pasado, en 2023, Lula hizo el depósito de la decisión brasileña en Asunción. ¿Por qué en Asunción? Porque allí se firmó el tratado constitutivo del Mercosur. Ese depósito entonces abrió las puertas ya definitivamente para la adhesión de Bolivia al Mercosur porque ya todos los legislativos de los socios plenos habían dado su visto bueno, habían aprobado.
ADHESIÓN. Nosotros como representación supraestatal evaluamos que no era necesaria una ley adicional porque en la legislatura de 2009 al 2015 aprobamos una ley de tratados y convenios internacionales que distinguía entre un proceso de ratificación de un acuerdo y un proceso de adhesión. De todas maneras, el presidente Luis Arce, en el momento en el que recibió la noticia del 7 de diciembre de 2023, fue en una cumbre de presidentes cuando conoció la decisión brasileña, se comprometió a aprobar una ley. Como es de conocimiento público, esto causa Estado. Entonces, Bolivia tuvo que iniciar el trámite para la aprobación de la ley de ratificación de la adhesión de Bolivia al Mercosur.
El anteproyecto de ley se presentó el 13 de diciembre del año pasado a la Asamblea y desde esa fecha hasta junio de este año estuvo ese proyecto de ley congelado en la Cámara de Diputados. Nosotros vimos con mucha preocupación la falta de agenda legislativa nacional, pero también sobre todo la falta de una agenda legislativa sobre la visión país a nivel internacional. Desde la representación supraestatal presionamos para que la Asamblea Legislativa ponga en el orden del día, primero de la comisión en diputados y luego en el pleno de diputados el proyecto de ley de adhesión de Bolivia.
Uno puede ver que desde el 13 de diciembre hasta fines del año pasado no había el problema de la aprobación de créditos, no había el problema de los autoprorrogados, era un momento ideal para la aprobación de la ley. Sin embargo, el titular del legislativo, David Choquehuanca, y en su momento, en la transición, Jerges Mercado, y el señor Guachalla no generaron ninguna gestión para que esto se apruebe más o menos rápidamente. Por el contrario, David Choquehuanca comunicó la entrada a receso parlamentario de fin de año y esto complicó el propio tratamiento de la ley. Sin embargo, es también de conocimiento que cuando se trata de asuntos de urgencia la comisión legislativa, en los recesos, puede convocar a sesiones extraordinarias y demás. No lo hicieron.
Luego, durante este año, vivimos la discusión interna en diputados respecto de los créditos, respecto de los autoprorrogados, y de todas maneras, aun así, hasta marzo de este año no se ponía en agenda el proyecto de ley de adhesión. Es recién en marzo de este año, si recuerdo bien, que la Comisión de Diputados decide aprobar el anteproyecto de ley y ponerlo a consideración del Pleno. Nuevamente como representación supraestatal presionamos para que se ponga en agenda del Pleno de la Cámara de Diputados y una y otra vez no pudo instalarse la sesión. Cuando se instalaba, aprobaban otras cosas, pero no el proyecto de ley de adhesión de Bolivia al Mercosur.

Finalmente, ya con una notificación del propio parlamento del Mercosur, con una decisión en plenaria para preguntar las razones por las cuales diputados no estaban aprobando el proyecto de ley y que los plazos estaban corriendo. Entonces, esto sirvió de presión, si vale el término, para que diputados trabajen ya en la aprobación en el Pleno. Se aprobó en el Pleno y asumimos un compromiso con el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, para que esto sea aprobado de una comisión de manera inmediata y luego pase a su tratamiento en el Pleno.
El 28 de junio de este año manifestó públicamente Andrónico Rodríguez su compromiso en la cumbre de integración que se realizó en Cochabamba y donde estaban presentes todos los parlamentos de integración, Parlamento Latinoamericano, Parlamento Centroamericano, Parlamento Amazónico, Parlamento Andino, Parlamento Mercosur. Y ante esta cumbre Andrónico se comprometió a trabajar rápidamente la ley. Y así fue. En menos de 15 días el Senado aprobó y sancionó la ley.
Luego de esto ya la historia es un poco más conocida. El presidente Luis Arce debió haber promulgado de manera inmediata. Le hicimos una sugerencia vía Twitter, personalmente, de que lo haga de manera inmediata. Sin embargo, tardó dos o tres días en promulgar la ley de adhesión. Y esto implicó que el depósito en Asunción, porque también nosotros teníamos que hacer el depósito de nuestra decisión, no sea antes de la cumbre de presidentes que se realizó el 8 de julio en Asunción. Ya hubiera estado todo oleado y sacramentado si es que el depósito se hacía de manera inmediata con la promulgación antes de esta cumbre, pero el Gobierno tardó un poco en hacerse y decidió llevar la decisión boliviana a la cumbre presidencial y depositar en ese momento. Es por eso que las resoluciones de la última cumbre presidencial todavía están firmadas por los cuatro otros países.
PORVENIR. La vigencia total de la adhesión de Bolivia al Mercosur comienza 30 días después del depósito que hemos hecho en Asunción. Esto quiere decir que para nuestras fiestas patrias debemos nuevamente celebrar ya el inicio de acuerdos. Los acuerdos ya han sido trabajados vía ministerial desde 2015. La presidencia del expresidente, Evo Morales, tuvo el cuidado en términos de relaciones interministeriales de avanzar en acuerdos tanto en el caso de seguridad, en el caso de frontera, en el caso de salud, en el caso aduanero, en el caso de la vinculación caminera, en todos los frentes de trabajo del Mercosur. De hecho, Bolivia ya participa de las decisiones ejecutivas en estas áreas de trabajo.
Por tanto, lo que ahora resta es, en el plazo máximo de seis meses, hacer un cronograma para ajustar esta nomenclatura normativa, pero con el camino ya facilitado por lo que se hizo de 2015 a 2019 con la interrupción durante el régimen de Áñez y algunas cosas que se han hecho desde 2021 hasta 2022, hasta 2024. Pero además de esta circunstancia, Bolivia tiene una ventaja y es que no necesitamos modificar nuestra Constitución para ajustar la norma mayor al acuerdo, al protocolo de adhesión y menos al tratado de Asunción. Todo lo que está en el tratado de Asunción y el protocolo de adhesión de Bolivia está justificado constitucionalmente para nosotros.