Asaí: Naturaleza, tecnología y desarrollo
Imagen: Pedro Laguna, Conservación Amazónica - ACEAA
Imagen: Pedro Laguna, Conservación Amazónica - ACEAA
La Federación Departamental de Asaí y Frutos Amazónicos de Pando produjo más de 132,62 toneladas de pulpa este año
Producción
En Pando, el fruto del asaí crece de manera silvestre y su cosecha tiene un gran impacto en la población local, su salud, su economía y en la conservación de los bosques amazónicos mediante el aprovechamiento y manejo sostenible y natural de sus frutos silvestres.
La segunda semana de agosto se registró el mayor volumen de producción de pulpa de asaí en Pando. En lo que va de la gestión se han producido 132,62 toneladas de pulpa de asaí, la cual ha sido transformada por asociaciones locales productivas de la Federación Departamental de Asaí y Frutos Amazónicos de Pando (FEDAFAP). Así se supera el récord alcanzado en 2023, cuando se produjo más de 91 toneladas que beneficiaron a aproximadamente 1.600 familias distribuidas en 58 comunidades ubicadas en cuatro Áreas Protegidas que abarcan 380.273 hectáreas de bosque amazónico conservado.
Conservación Amazónica – ACEAA acompaña y fortalece las iniciativas productivas de la FEDAFAP, desde la articulación de la Federación en 2019, con un enfoque holístico que protege áreas naturales, empodera a las personas e innova mediante la ciencia y la tecnología para conservar ecosistemas y manejar sosteniblemente la biodiversidad.
Hasta la fecha, esta entidad ha apoyado y fortalecido la cadena de valor de las ocho asociaciones productivas de la FEDAFAP en aspectos como el aprovechamiento sostenible de los recursos, la gestión y capacidad de la producción, el fortalecimiento de competencias, la generación de trabajo e ingresos para las comunidades locales y la apertura de mercados. También contribuyó a reducir los gastos de energía de una de las plantas procesadoras de la FEDAFAP mediante la implementación de paneles solares y logró alcanzar un 84 % de energía limpia y fotovoltaica en el proceso productivo, aplicando una agricultura climáticamente inteligente. Estas acciones han contribuido a la valorización de los bosques en pie y a los frutos amazónicos.
“Nos sentimos contentos y orgullosos con este resultado. Para nuestras familias significa ingresos económicos, un sustento estable y nos enseña a estar firmes frente adversidades, fortalecer a las asociaciones y tener una mejor calidad de vida. El resultado más grande se ve en la conservación de los bosques y al recolectar y transformar sus frutos se les da un mejor uso”, dijo Misael Campos, presidente de la FEDAFAP.
Livia Chávez, vicepresidenta de la FEDAFAP, calificó como “satisfactorio haber alcanzado esta cantidad, pues demuestra que tenemos capacidades más grandes para acceder a mercados más seguros y seguir contribuyendo a la preservación de los bosques. Esperamos establecer un mejor proceso producción y comercialización y soñamos con llegar directamente al consumidor y también poder exportar”.
Javier Pinto es presidente de la Asociación Integral de Cosechadores, Productores y Transformadores de Frutos del Abuná (ASICOPTA) y asegura que se trata de “un gran logro para las asociaciones, para Pando y el resto del país. Estamos luchando desde el 2014 para hacer conocer este superalimento que aporta a una alimentación sana con antioxidantes y vitaminas. Trabajar año tras año y ver la transformación de artesanal, a semiindustrial y llegar a exportar a Perú y Brasil es muy gratificante. Hemos enseñado a vivir de otras maneras y aprovechar los frutos del bosque”.
Hubo un crecimiento exponencial en la producción de pulpa de asaí en Pando, que en 2022 fue de 8 toneladas. Al respecto, Marco Antonio Veliz, Especialista en Comercialización en Conservación Amazónica – ACEAA, explica que “ha habido un proceso para repensar la transformación del valor agregado y las formas de comercialización. El mercado empuja a la producción. La tendencia indica que existe una mayor demanda, y además se han mejorado las capacidades de las organizaciones productoras”. Sin embargo, en esta gestión el crecimiento de la producción ha generado mayor demanda y competencia en mercados internacionales, como en Brasil, lo cual ha causado un incremento de costos y ha representado un obstáculo para el crecimiento del mercado local, así como también una limitación para el desempeño de las organizaciones productivas. “El incremento de los costos en el mercado local tiene una parte negativa, pero también de aprendizaje ya que invita a meditar y reflexionar para tomar nuevas acciones y, así, amortiguar la pérdida de materia prima. Además, permite realizar un análisis de costeo para mejorar la rentabilidad”, indica Veliz.
La proyección estimada de la producción de asaí hasta el final de la zafra de esta gestión es de 150 toneladas. Pando contiene en sus bosques productivos un potencial de dos millones de toneladas de asaí silvestre, del cual actualmente se aprovecha menos de 1%. La demanda de pulpa de asaí en el eje troncal de Bolivia (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) es de 456 toneladas, “lo que significa que solo se está cubriendo el 30%”, explica Veliz.
El fruto del asaí y su impacto
El asaí crece de manera silvestre en los bosques altos e inundables del Neotrópico. En Bolivia, se distribuye entre los 100 y 1.800 metros de altitud, ocupando varios tipos de bosques desde las tierras bajas hasta las partes bajas de los Andes. En los bosques amazónicos de Pando, su fructificación ocurre entre abril y septiembre. Los cosechadores buscan palmeras para trepar alrededor de 25 metros hasta llegar al tope y encarar el racimo con el fruto, removiéndolo con cuidado.
En los últimos años, se ha visto un crecimiento en la demanda del asaí y su adquisición está relacionada con su etiqueta de “superalimento” y sus beneficios nutricionales que se articulan con las tendencias de consumo consiente buscando alimentos naturales en beneficio de la salud y que aportan a la conservación de la Amazonía. Del mismo modo, el fruto del asaí sirve de sustento para algunas aves como tucanes, loros y cotingas, y para mamíferos pequeños como primates. Este ciclo permite un equilibrio en el ecosistema y manejar sosteniblemente la biodiversidad.
La cosecha de frutos de asaí, la producción y la comercialización de su pulpa contribuye, por un lado, al desarrollo económico y social sostenible de las poblaciones que habitan la Amazonía y, por el otro, a la conservación de los bosques ya que hace uso de su ciclo natural.
Bosques productivos en la Amazonía boliviana
La Amazonía alberga la mayor extensión de bosque pluvial tropical del mundo y más de la mitad de las especies terrestres de animales, plantas e insectos, según la CAF. Muchas de estas especies no se encuentran en ninguna otra región del planeta. Estos bosques desempeñan un papel vital en la regulación climática global, la purificación del agua y la absorción de dióxido de carbono, por lo que la región es considerada el pulmón del planeta. La Amazonía alberga a unas 34 millones de personas y alrededor de 420 comunidades indígenas dependen de sus recursos naturales como medios de vida. Estos medios están directamente relacionados con la preservación de los bosques y la conservación de su biodiversidad su cultura. El mantener un equilibrio en el ecosistema a través de un manejo responsable de los bosques fortalece la vitalidad y funcionalidad de estos y los hace resilientes al cambio climático.
En Pando existe una tradición histórica del uso de los recursos naturales del bosque, no solo del asaí, sino de otros frutos amazónicos como el cacao, el copuazú, la palma real y la castaña. Por ejemplo, Bolivia produce el 75% de la producción mundial de castaña, exportando entre 20 y 26 mil toneladas por año. Cada año se extraen 120 mil toneladas de castaña en cáscara. En esta actividad participan 87 mil personas y representa el 50% del ingreso familiar en la región, según datos de Conservación Amazónica – ACEA).
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Para Marco A. Veliz Peredo, la diversificación a otros frutos amazónicos como la palma real y el majo es esencial para el aprovechamiento sostenible de los Productos Forestales No Maderables (PFNM) y así darles valor a los bosques en pie, mantener la demanda en el mercado local, fortalecer a las organizaciones de base y empoderar a lideresas y lideres locales.
“Se necesita constante desarrollo de capacidades, mejorar los estatutos, la planificación, el manejo forestal, la materia prima, su transformación y generar mayor compromiso con la generación de valor. Primero se debe satisfacer el mercado local, aunque existan dificultades en la producción de pulpa de asaí en Pando como el cambio climático, el elevado costo de la energía eléctrica, la distancia que se debe transportar el producto manteniendo la cadena de frío (un viaje de 36 horas) y la accesibilidad a agua de calidad”, explica.
Igualmente, Pinto sostiene que “hay que dar valor agregado a la pulpa de asaí y diversificar a frutos como el majo y la palma real y realizar otros productos para el mercado local como néctares, helados, barras energéticas con castaña y otros frutos amazónicos para fomentar una alimentación alta en nutrientes y mejorar la salud”.
Texto: Natalia Gil Ostria
Fotos: Pedro Laguna, Conservación Amazónica – ACEAA