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Laib expone obras efímeras en el Museo Nacional de Arte

Wolfgang Laib recolectó por años el polen de los pinos en su natal Alemania. Mañana (19.00), el artista utilizará este elemento para dar vida a una de las obras que nutren su exposición Sin principio-Sin fin, muestra que estará en el Museo Nacional de Arte. 

Médico de profesión, Laib abandonó el oficio de curar el cuerpo para dedicarse —según asegura— a curar el espíritu a través del arte. Y para ello tiene desde los años 70 como materia prima de sus instalaciones elementos de la naturaleza como la leche, el arroz, las cenizas y la cera de abejas.

«En mis obras se puede observar claramente la influencia de la filosofía y de la religión oriental. En una pintura, por ejemplo, el artista busca representar en el lienzo la naturaleza, pero yo lo que hago es presentar la naturaleza en su real y verdadera belleza», explica el creador, quien ayer disfrutó de un apthapi realizado en su honor en el patio del Museo Nacional de Arte (c. Comercio).

En ese sentido, sus trabajos se caracterizan por la austeridad, como se puede apreciar en las instalaciones que serán expuestas en el repositorio paceño. En la pieza que da nombre a la muestra, por ejemplo, se puede observar siete barcos elaborados con cera de abeja que se ubican sobre una estructura de madera.

«Intento llevar a cabo cosas muy simples, muy reales también. Cuanto más complicado se hace uno, más se aleja de su objetivo. Los elementos que utilizo contienen fuerzas increíbles, a pesar de su simplicidad», dice.

Uno de los materiales primordiales del creador es el polen. El jueves, Laib esparcirá el polen recolectado de su pueblo Suabia (sur de Alemania) sobre una plataforma que ha sido especialmente instalada en el Museo Nacional de Arte para tal efecto. 

Al ser la naturaleza la proveedora de la materia prima de su trabajo, Laib reconoce sobre la fugacidad de la mayoría de sus piezas artísticas. «Así de efímera es también la vida. Y eso es precisamente lo más interesante de esta propuesta», manifiesta el alemán, quien llegó el lunes a La Paz.

El trabajo del creador tiene como base la propia filosofía de vida del artista. Amante de la naturaleza, este vegetariano vive en una casa con pocos muebles y equipada con energía solar.

«Ésta es una ciudad muy compleja y, por ello, muy interesante. Me recordó al Tibet. Al andar observé la gran diversidad de culturas que habitan Bolivia», compartió. El artista aseguró que durante la semana que permanecerá en el país investigará materiales orgánicos que puedan servir para futuras creaciones artísticas.

1.200 kilogramos de cera de abeja

Entre las obras que el artista alemán presentará en el Museo Nacional de Arte se halla una pirámide que fue elaborada con 1.200 kilogramos de cera proveniente de las colmenas de abejas. Este material fue recolectado por el propio Laib y requirió que se construya una plataforma especial para albergar las planchas de cera.