‘Desde el 2004 intentamos cambiar la Ley del Cine’
César Pérez
— La Razón constató que sólo el dos por ciento del material fílmico de la Cinemateca está catalogado. ¿Cómo colabora Conacine con este repositorio?
— Básicamente, con la recolección de material. Hay proyectos cinematográficos del exterior que se realizan en Bolivia. Una copia de estas películas se queda en el Conacine y desde aquí la enviamos a la Cinemateca.
— ¿Por qué el Conacine, siendo una entidad estatal, no es el custodio del Archivo Fílmico?
— Por las normas. La Ley del Cine determina que la Cinemateca es la que custodia el material de este repositorio. Es conocido que ésta es una fundación privada, pero la ley es clara. Para que el archivo pase a manos del Conacine tendríamos que derogar esa ley.
— ¿Cuáles han sido las actividades del Conacine este año?
— Hemos estado trabajando en la reformulación de la Ley del Cine y en mejorar el reglamento del Fondo de Fomento. Hemos desarrollado proyectos con Ibermedia, Doc Tv y participamos en el Alba Cultural. También hemos desarrollado actividades de respaldo e impulso a la producción del exterior en nuestro país.
— ¿Cuáles son las reformulaciones que se plantea a la ley?
— Desde el 2004 intentamos cambiar la ley. Estamos por terminar la reformulación de los artículos referidos al Fondo de Fomento Cinematográfico. Se plantea nuevas formas de entregar y recibir el dinero, puesto que ahora se lo da en calidad de crédito y no cumple su rol de fondo de fomento como tal. Además, se quiere desarrollar normativa para el campo de la exhibición y la distribución, áreas que no están reglamentadas en el país. Este trabajo está a punto de concluir.
— ¿Cuáles son las limitaciones que impiden un funcionamiento efectivo del Conacine?
— Por su condición de entidad descentralizada, el Conacine no tiene la fluidez suficiente para concretar proyectos. Los trámites llevan mucho tiempo y, a veces, se pierden oportunidades. Por ejemplo, en el caso de las coproducciones, los convenios tienen que firmarse a nivel de cancillerías. Tenemos pendiente un convenio de coproducción con Perú, pero hace tres meses que no logramos concretarlo.
— ¿Podrá Bolivia responder a los proyectos internacionales que se filmarán en el país?
— Sí. En dos años se han filmado dos proyectos: También la lluvia de Iciar Bollaín y Blackthorn de Mateo Gil. Ambas han dado trabajo a casi tres mil técnicos y tres mil actores secundarios y extras. Lo que muestra que en el país existe el talento y cada vez más condiciones.