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Los gallos de Gíldaro Antezana, en retrospectiva

Los gallos de riña fueron la pasión del pintor cochabambino. A lo largo de su obra, le sirvieron también para hablar simbólicamente de la naturaleza humana y de la política boliviana. El viernes 7, el Museo Nacional de Arte (MNA) le dedicará una muestra.

Dando inicio a sus actividades del 2011, el MNA presentará el 7 de enero, a las 19.00, en sus salas temporales (Comercio y Socabaya) la exposición Gallero, una retrospectiva de homenaje al artista Gíldaro Antezana.

Los gallos de pelea le dieron al artista un conjunto de imágenes que, trasladadas al lienzo, resultaron ideales para la reflexión sobre la situación del país. En determinado momento la temática de los gallos se abrió a otras aves que fueron protagonistas de series en las que el pintor descargó toda la ira contenida con un agudo sentido de sátira como en Los machu machus, serie que fue censurada por la dictadura, y Los Buhos Negros, que dedicó al Che Guevara.

En estas obras aparecen gallos, patos y pavos tal como son. Además utiliza las cabezas de estas aves en apuntes monstruosos o deformadores de la personalidad al estilo goyesco y la figura humana adquiere caracterizaciones simbólicas y elocuentes, según describe el MNA.

En la obra de Antezana, lo político se combina con la crónica de lo cotidiano. La serie El Sueño de Caytano muestra al gallero desfilando mientras porta pancartas en las que se lee «prohibido vivir mal». Lo mismo pasa con su serie Los Sapos y otras obras que hacen referencia a hechos reales como la aguda escasez de agua que hubo en los años 70 y que afectó especialmente a los barrios periféricos  de Cochabamba, obras donde la poética cobra una fuerza motivadora extraordinaria. 

Para Gíldaro, nacido en Ayopaya (Cochabamba), la naturaleza y los animales tenían una estrecha analogía con los seres humanos, cuyos comportamientos suelen ser, tal vez, irracionales e inocentes o marcadamente racionalizados para instrumentalizar comportamientos perversos.

La obra del maestro tiene una descarga expresiva sin intermediarios y se sienten  los  momentos de pasión, esperanza y temores de los seres de su  entorno. Nadie como él conocía la ruta de la pelea por la subsistencia, nadie como él sabía que había que ser un gallo de pelea todos los días.

Gíldaro pasó por la vida en un frenesí creador, con una mirada y una inteligencia perspicaz, cargando su vela, acompañado de sus gallos y sus pinceles, dejando una de las obras más pródigas y  representativas del arte boliviano del siglo XX, iluminando los espacios en los que se construye día a día la identidad boliviana. La exposición homenaje a Gíldaro Antezana permanecerá abierta hasta fines de enero.

El pintor que amaba a los gallos

Gíldaro Antezana nació el 10 de julio de 1938 en el cantón Chinchiri de la provincia Ayopaya (Cochabamba). Estudió en la Escuela de Artes Plásticas. Murió el 12 de enero de 1976, en un accidente de la flota Continental mientras viajaba a La Paz con sus dos hijos. El mayor, David Darío, y su hermano Marcelo sobrevivieron.