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Coleccionistas mantienen en pie a comercios especializados

«Los coleccionistas, los verdaderos amantes del heavy metal, son los que mantienen esta tienda», reconoce Silvia López de Sanjinés, copropietaria de la tienda Rockmanía. El hecho es que los negocios especializados de música tienen en esos compradores su medio principal de sobrevivencia.
Nelson Sardón —dueño de una importadora dedicada a la venta exclusiva de discos, películas, poleras y otros productos— coincide en que su clientela está compuesta únicamente por fanáticos que buscan material original de sus artistas favoritos.

Por el contrario, para Marvel Murillo, responsable de New Tokio, tienda especializada en música sobre todo de Japón y Corea del Sur, las personas que prefieren un producto original son escasas. «Por mi experiencia sé que de cada 20 compradores en La Paz, sólo uno compra material legal. El resto prefiere las copias piratas debido a que la diferencia en el precio es muy grande».

En el caso de su negocio, quienes adquieren material original son aquellos novatos en ese estilo de música o los que tienen una buena fuente de ingresos económicos.
Sardón dice que el coleccionista es consciente del costo que implica reunir los discos originales de su música preferida. «Si vienen a este tipo de tiendas es porque saben el precio de los productos, lo aceptan y pagan sin problema».

Marión Ibáñez, vendedora de la librería Armonía (especializada en música new age), tampoco considera a la piratería como competencia. «La música que vendemos no es comercial». De acuerdo con ella, pocos puntos de venta de discos pirata tienen ese material.

El coleccionista no sólo aprecia los productos legales por su calidad de grabación, sino también por el «arte usado en su creación», asegura  López. Disfrutan del placer de confirmar su pertenencia a un grupo exclusivo, complementa.

Aunque no especificó cifras, Sdenka Carreño, esposa del propietario de Better Store —que centra su oferta en música hip hop— confirmó que muchos «prefieren conseguir una copia porque no pueden permitirse los 20 dólares que puede llegar a costar uno de los discos que ofrecemos».

El comercio pirata crece al igual que el conocimiento de los bolivianos sobre la descarga de música por internet.

«Más que tiendas, ahora hay proveedores, que son personas a las que les pides una discografía específica y ellos te la bajan por un precio menor al exigido en canales legales», señala Puka Reyes Villa, melómano.

López lamenta que en algunas zonas de La Paz los comercios de mercadería pirata se abran sin control.

Los piratas usan vías diversas

Puestos
Es el medio más común de venta. Gremiales ofertan discos en la calle.

Tiendas

Algunos comercios funcionan en locales más amplios y tienen más material que ofrecer.

Pedidos
El contacto es de persona a persona y con un catálogo.