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‘Puse de mi lado a los hombres del tango’

— ¿Cómo incursiona en el tango?
— Empecé con una búsqueda de identidad. Nunca había escuchado tango ni me interesaba. Vengo de la generación del rock, de los Beatles, de los Rolling Stones, Led Zeppelin, Deep Purple y otros. A finales de los 80, sentí que esa historia se subió al mercado y me quedo huérfana de patrones transgresores y empiezo la búsqueda de ese mundo villero, portuario, barrial.
— ¿Cómo se abre paso en un terreno tradicionalmente masculino?
— Como yo siempre fui muy inquieta y de no pedir permiso, a mí no me acobardó el tema machista. Supe escuchar a los grandes tangueros que me han cobijado, me han enseñado y me han apadrinado. Hice una especie de estrategia al revés. Puse de mi lado a los hombres del tango para tener información y su cariño. En el tango no son tan machistas como aparentan. Hay más machistas en el rock.
— ¿Cuál es su aporte al género?
— Es un tema bastante recurrente el de la mujer en los ciclos de la historia, aparece y desaparece. En los 90, cuando empecé a cantar, hubo una crisis social y las mujeres emprendimos de alguna manera aquellas cosas prohibidas (…). Yo aporto interpretando al poeta y al músico, no protagonizo el tango, no me interesa cambiarle un artículo (…). Por otro lado, a mí me sigue mucho la gente joven mezclada obviamente con personas de diferentes generaciones.
— ¿En qué se diferencia de otras intérpretes como Susana Rinaldi?
— Ella ha sido una gran intérprete de los 60 y 70, a la que han elegido mucho los intelectuales por su manera de interpretar,  de hablar y de ser.  Le ha aportado a gente que quizás no escuchaba tangos (…). A mí me interesa llegar desde un lugar menos puntual. Yo no me lo pienso ni pregunto de qué va a la gente.
— ¿Qué verá el público paceño?
— Van a ver a una mujer normal que va a ofrecer los tangos de Buenos Aires, los que escuchan los porteños. No es un show ‘for export’, es un recital genuino que lo doy en los festivales de tango. Me acompaña un trío de piano, bandoneón y guitarra criolla. Van a escuchar un recital acústico. No van a encontrar nada sofisticado: tangos no tan trillados cantados por una mujer de hoy.