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Falleció el escritor cubano Eliseo Alberto

El escritor Eliseo Alberto, nacido en Arroyo de Naranjo (Cuba, 1951), considerado uno de los mejores escritores cubanos de los últimos tiempos, falleció ayer a causa de las complicaciones sufridas tras un trasplante de riñón en la capital de México, donde vivía exiliado desde hace 20 años.

El también poeta y guionista seguía recreando, en México, la Cuba de su juventud, como hizo en su última novela El retablo del conde Eros (2008), en la que mostraba una Habana que rezumaba libertad, cuajada de «prostitutas, artistas, homosexuales, delirados o mentirosos», decía en una visita a España para presentar su obra. Y añadía:

«Hasta que llegó Fidel y se acabó la fiesta». Hijo de Eliseo Diego, uno de los grandes poetas de la isla, se licenció en Periodismo por la Universidad de La Habana, y ejerció como jefe de redacción de la gaceta literaria El Caimán Barbudo y luego como subdirector de la revista Cine Cubano.

Autor polifacético, su obra abarca poesía, con libros como Importará el trueno (1975), Las cosas que yo amo (1977) y Un instante en cada cosa (1979), hasta el género de memorias, en el que destaca el Informe contra mí mismo. «Es un libro a favor de lo que amo: mi familia, los amigos, la isla entera», dijo sobre estas memorias, en las que narra también la dura experiencia de elaborar un informe sobre su propia familia en la Cuba castrista.

En su faceta novelística destacan La fogata roja (1985), La eternidad por fin comienza un lunes (1992), Caracol Beach (1998) —con la que consiguió el Premio Internacional Alfaguara de Novela—, La fábula de José (2000) y Esther en alguna parte (2005).

Escribió también guiones para el cine, entre ellos, el de la cinta Guantanamera (1995), del cubano Tomás Gutiérrez Alea, una mirada a través del humor negro de la situación de la Cuba de finales de siglo XX. «La literatura está obligada a reflexionar sobre la condición humana sin dejar de ser divertida», decía uno de los personajes de su último libro, y esa fue la tónica de sus obras, aunque la nostalgia por su isla natal quedó patente en muchos de sus textos.

Además del premio Alfaguara de Novela, destacan en su trayectorias galardones como el Premio La Edad de Oro (1980), el Premio Nacional de la Crítica (1983) y el Premio Gabino Palma (1997). Cabe destacar su etapa como profesor en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba, en el Centro de Capacitación Cinematográfica de México y en el Sundance Institute de EEUU.

Residía en México desde 1988, el 2000 obtuvo la nacionalidad mexicana. Lichi, como le llamaban sus amigos cercanos, había recibido, el pasado 18 de julio, un trasplante de riñón y su salud se mantuvo estable en los primeros momentos, pero el cuadro se complicó y derivó en su sensible fallecimiento ayer domingo.