Francisco Paz, el primero en ejecutar un repertorio del Siglo XVII
Toca un órgano construido en 1750, es bisnieto del violinista Lorenzo Calzavarini.
Desde el fondo del tiempo me mira el abuelo con su violín en posición de descanso. La imagen rescatada por el franciscano Lorenzo Calzavarini data de 1918 y revela la continuidad de la música barroca en las Misiones.
Ahora, su bisnieto, el organista chiquitano Francisco Paz Roca, es el primer aneño en ejecutar como solista un repertorio del Siglo XVII en el órgano construido por Martín Schmid en 1750.
La iglesia de Santa Ana de Velasco, a 42 kilómetros de San Ignacio, es rústica y pequeña. Atardece con los bellos tonos azulados y el sopor da una tregua.
Mientras esperamos actúan de “teloneros”, tres indígenas del cabildo y seis abadesas, engalanadas con blancos tipoys y collares de semillas, que limpiaron desde temprano la capilla y rezaron para que los visitantes lleguemos bien. Luis Rocha nos da la bienvenida, es el segundo maestro de capilla, “por encargo del cabildo indigenal desde 1969”. “Les agradezco su visita”, dice mientras alisa la camisola chiquitana y junta los pies calzados por las ojotas.
“Ahora van a escuchar un concierto con el único órgano que existe desde hace casi tres siglos en las nueve misiones jesuíticas. Cuando comenzamos la restauración encontramos la parte externa y unos pedazos de los tubos de estaño. Hay inventarios que nos dicen que el instrumento estaba casi completo hasta 1930; luego se perdieron piezas. Logramos reconstruirlo y ahora funciona completo”, relata. Se despide con una pieza local, con su violín, acompañado por otros ancianos que tocan la caja y el tambor.
Francisco Paz Rocha tiene 21 años. Es el menor de ocho hermanos: “En 2000 comencé a tocar chelo en la orquesta misional de Santa Ana, pero en 2003 entré a un curso de órgano con un profesor enviado por la prefectura, Waldo Prineo, que es de Urubichá. En el festival de 2006 aproveché para tomar clases con Sachiko Sakuma y traté de seguir ensayando solo. También conseguí pasar clases con un colombiano. En 2008 participé como solista con la orquesta y ahora soy solista y toco piezas de autores anónimos, especiales para pequeños órganos, encontradas en el archivo de Concepción”. Siente orgullo por ser el primer aneño que toca como solista y agradece a APAC porque gozó de becas para aprender piano. Ahora quiere enseñar.
Menudo, pero seguro y alegre, sube al coro de la Iglesia de Santa Ana, abre la caja mágica de cedro del siglo XVIII y comienza la misa y termina con una sonata compuesta hace 300 años. El público lo aplaude y él, sencillo, baja a compartir la segunda parte del programa con su padre que toca el violín y las “piezas que tenemos para alegrar a las visitas”.
Indígenas y turistas nos mezclamos en el baile. En el cielo, la luna creciente nos guiña un ojo.