La caza ilegal, especialidad criminal muy organizada
Rinocerontes. Viven un alto riesgo de extinción
La caza ilegal de rinocerontes en Sudáfrica es una actividad de alta rentabilidad, manejada por redes capaces de satisfacer la demanda de Asia y de sobornar funcionarios e intermediarios.
Las redes de tráfico de cuernos de rinoceronte disponen de medios dignos de grupos mafiosos, como helicópteros, fusiles de grueso calibre y armas de guerra, aunque la Fiscalía sudafricana se muestra reacia a caracterizarlas a todas por igual. “Algunas pertenecen al crimen organizado y otras no”, señala Joanie Spie, una magistrada de Pretoria especializada en temas de caza furtiva.
Hay actualmente unos 160 procesados, varios de ellos funcionarios que se suponía estaban a cargo de la protección de los animales, como dueños de reservas privadas, veterinarios, policías, guardias de parques nacionales…
“Todo esto supone un alto grado de organización”, pues la cadena que va del cazador al consumidor final “cuenta por lo menos con cuatro niveles”. Y los cuernos llegan siempre a manos de los mismos traficantes de Asia, que los compran a precio de oro. “La organización va desde el cazador hasta el guardia al que se corrompe”, explica la magistrada Spie.
La mayor parte de los cuernos de rinocerontes matados en Sudáfrica salen por el aeropuerto de Johannesburgo. Un vietnamita de 25 años, That Thai Ding, fue capturado en ese lugar el mes pasado con tres cuernos en las maletas.
Otra parte es enviada al puerto de Beira, en Mozambique, un país azotado por la corrupción. Luego las rutas divergen, pero Hong Kong es uno de los puntos neurálgicos del tráfico. En noviembre pasado, la aduana honkonguesa efectuó un decomiso récord de 33 cuernos.