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‘No me siento una persona infaltable en la televisión’

— ¿Por qué Priscila Quiroga le dice que es un tacaño?

— (Sonríe) Porque está loca. Yo he sido el que más apuestas ha pagado en el programa. Más bien soy botarate y quien me mide es Paola (su esposa). Comparto lo que tengo.

— ¿Cómo equilibra su faceta de presentador de una revista informativa y de una de farándula?

— Zona pública no es un programa de chimentos, es un informativo de espectáculos. Son 12 años trabajando en esto y es un tiempo suficiente para que la gente me crea cuando le informo en Levántate Bolivia.

— ¿Cómo cree que le va a ‘Levántate Bolivia’?

— Siento que el resto de los canales se están volteando a mirarnos, tenemos una propuesta interesante. Está Juan Carlos (Arana) el analista, la presentadora informativa Priscila (Quiroga) y yo, soy así como me ven, no soy un personaje.

— También está en radio, ¿trabaja mucho?

— Con Infómanos, por Melodía, y en la televisión. Sí, pero ya estoy comenzando a parar por salud, antes ni el celular apagaba.

— ¿Cómo nació ‘Zona pública’?

— Yo se lo propuse a Paola. Yo soy el chismoso, en realidad, yo me entero de todo. Ella estaba trabajando en Unitel y se arriesgó a llevar adelante Zona pública y renunció. Así hemos empezado de cero y me quedé en mi país porque creo en el trabajo de los bolivianos.

— ¿Qué significa la ‘Zona pública’ de hace 12 años y la de ahora?

— Este programa es mi puntal, mantiene la esencia que soñé desde el inicio, con una línea de respeto a la gente y adaptándose al dinamismo actual. Tenemos el profesionalismo que se requiere.

— ¿No se ganó enemistades porque lo ven como a un chismoso?

— Seguro que sí, pero no somos moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo. Le mostramos a la gente lo que quiere ver. Las personas que presentamos son conocidas en diferentes partes del país, a diferencia de otras propuestas que te muestran gente de la que no sabes ni quienes son.

— ¿Cómo es trabajar y convivir todo el día con su esposa?

— (Sonríe) Es interesante. Sé que estamos casados, pero no nos vemos las 24 horas. En el día, Paola (Belmonte) a veces viene a la oficina porque debe hacer otras cosas y no almorzamos mucho, pero está cambiando a exigencia mía. Trabajar juntos es duro porque es difícil no llevar la tarea a la casa o viceversa, pero a mí me gusta porque disfruto estar con Paola porque la amo mucho.

— ¿Sigue enamorado?

— Yo la veo como a mi eterna novia, manteniendo el amor y el juramento de respeto que hice. Ella me rechazó dos veces y la tercera le dije que ya no lo iba a hacer más. Yo era el más ansioso y ella tenía ciertos miedos.

— ¿Paola es la jefa de la empresa?

— Yo me encargo de las ventas y negociaciones y Paola es la ejecutora, con Rodrigo Miranda. Tengo toda la confianza puesta en mi esposa y sé que todo va a salir muy bien porque ella es la productora.

— Usted, ¿qué estudió?

— Soy ingeniero de Sistemas, pero piensan que estudié Comunicación, y cuando me dicen licenciado, yo aclaro que no. Yo soy animador de televisión, eso es lo que a mí me gusta.

— ¿Cuánto tiempo más se ve en pantallas?

— Yo no siento que la gente me pida que me salga de las pantallas, pero yo no estoy aferrado a esto. No me siento una persona infaltable en la televisión, soy un fusible más que se puede cambiar cualquier rato, pero yo aún tengo ganas de seguir aquí.