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En karate, el cerebro es más que la fuerza bruta

El poder cerebral, y no la fuerza bruta, puede explicar que los expertos en karate logren quebrar ladrillos con un simple golpe de mano y que los años de entrenamiento en artes marciales logran alterar el cerebro.

Científicos británicos compararon los golpes cortos de una docena de expertos en karate con los de 12 principiantes en buen estado físico, y descubrieron que el secreto de los poseedores del cinturón negro no se encuentra en el poder muscular, sino en la capacidad de coordinar la velocidad máxima de su hombro y su muñeca, lo que permite una mayor aceleración y un mayor impacto.

Luego, los investigadores escanearon los cerebros de ambos grupos y descubrieron que los que lanzaban los golpes más fuertes mostraban cambios en la estructura de su sustancia blanca, que transmite señales entre las regiones cerebrales de procesamiento. Cuanto más prolongado es el entrenamiento, mayores son los cambios.

“Los cinturones negros de karate pudieron coordinar repetidamente sus golpes con un nivel de coordinación que los principiantes son incapaces de producir”, dijo Ed Roberts, del Departamento de Medicina del Imperial College de Londres.

A través del proceso de adquirir una habilidad, los patrones de conducta de la actividad cerebral se adaptan cuando mejora el desempeño y se llegaría a generar cambios “probados” en la estructura cerebral. “Esto tiene implicaciones en nuestra comprensión del papel de la conectividad de la sustancia blanca en la coordinación motriz”, señala el estudio.