Shakira abre en Rio de Janeiro su primera gira en siete años
Con luces y efectos visuales de última generación, Shakira se paseó por todas las etapas de sus tres décadas de carrera desde su salto a la fama
La estrella colombiana Shakira ofreció un electrizante concierto el martes en Rio de Janeiro que marcó el arranque de su gira mundial «Las mujeres ya no lloran», la primera después de siete años.
La artista de 48 años presentó un espectáculo que alternó las canciones de su duodécimo álbum, que da nombre al tour, con sus clásicos más queridos en el estadio olímpico Nilton Santos, con capacidad para 46.000 personas.
«¡Boa noite, Rio de Janeiro!, tudo bem?», arrancó la barranquillera, que durante todo el show habló con el público en un fluido portugués.
Con luces y efectos visuales de última generación, Shakira se paseó por todas las etapas de sus tres décadas de carrera desde su salto a la fama internacional con «Pies descalzos» en 1995.
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Rio de Janeiro
Ataviada con top y faldilla brillantes, que se sacudían al ritmo de sus característicos movimientos de cadera, la cantante abrió el show con «La suerte», «Te felicito» y «Monotonía».
A lo largo de dos horas y media, interpretó éxitos como «Hips Don’t Lie», «Inevitable», «La Bicicleta», «Chantaje» y «Waka Waka (This Time for Africa)», el himno oficial del Mundial de Fútbol 2010.
De la balada pop al reggaetón, pasando por la salsa, el vallenato y hasta la bachata, la colombiana celebró la música latina, días después de ganar el Grammy al mejor álbum pop latino, que dedicó a los inmigrantes en Estados Unidos, amenazados de deportaciones masivas por el presidente Donald Trump.
Shakira entonó también «Mama África», del cantautor Chico César, un guiño a los fans brasileños, a los que llamó «el mejor público del mundo».
La música cura
Para despedirse, la colombiana puso a vibrar el estadio con «Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53″, el tema que grabó junto al productor argentino Bizarrap y que se convirtió en un fenómeno global, rompiendo récords de streaming.
Lanzado después de su mediática separación del exfutbolista Gerard Piqué en 2022 tras 12 años de relación, se convirtió en una suerte de himno de dolor y venganza, que fue coreado al unísono en Rio por los miles de asistentes.
Una figura tridimensional gigante de una loba acompañó al final sobre el escenario a la cantante, que mencionó varias veces la «resiliencia».