Icono del sitio La Razón

Vicentico estrena tres temas en un teatro con poco público

Atajo inauguró puntual, el sábado, la segunda y última noche de la primera edición del festival de música. Kalamarka salió al escenario del Teatro al Aire Libre en segundo lugar y el argentino Vicentico, como colofón, actuó durante dos horas.

Los asistentes ocupaban menos de la mitad del Teatro al Aire Libre, que se encontraba dividido en tres espacios: preferencia (Bs 120), VIP (Bs 350) y súper VIP (Bs 550).

La mayor parte de la gente se concentraba en la zona intermedia, mientras que la más económica estaba prácticamente vacía. Si el viernes, primer día del festival, había alrededor de unas 1.000 personas viendo a Américo, el Negro Palma y Veneno, la noche del sábado la cantidad de público apenas se triplicó respecto a la jornada anterior. El aforo del escenario es de 10 mil personas.

La Razón no pudo encontrar a los organizadores para que realicen una evaluación del evento internacional.

El sábado, las letras comprometidas del rock urbano de Atajo comenzaron a sonar a las 20.00, caldeando el ambiente del 3600 La Paz Festival. Una hora después, el grupo de neofolklore Kalamarka apareció en escena.

El público cantó y bailó con los ritmos andinos. Hacia la mitad de su actuación, sus integrantes instaron a los asistentes a apropiarse del espacio más cercano al escenario, que estaba medio vacío, para bailar cerca de ellos. La gente aceptó sin demora y corrió a ocupar casi toda el área súper VIP.

La agrupación interactuó con los fans, como cuando les pidió que levantaran sus celulares con las pantallas prendidas para hacer un llamamiento a sus ajayus. Kalamarka decoró su actuación con coreografías de tinku, pujllay, caporales y hasta una saya, No es café, que reivindica el cultivo tradicional frente al transgénico.

Más. Antes de tocar la última canción, pidieron de nuevo al público (aunque no era necesario) que siguiera bailando. “¡Prohibido sentarse!”, a lo que algunos, desde la gradería, respondieron. “¡Prohibido marcharse!”.

Tras despedirse, el público silbó y gritó para pedir que se quedaran, ahogando las palabras de las dos conductoras del festival, Giovana Chávez y Maricruz Rivera, quienes avisaron de la inminente aparición del cantante argentino, excomponente de Los Fabulosos Cadillacs, Vicentico. La gente olvidó su disgusto por la partida de Kalamarka, pero el cantante tardó casi media hora en aparecer en el escenario.

A pocos minutos de las 23.00, cuatro guitarristas y un pianista comenzaron a tocar y una sombra avanzó sobre el escenario para empezar a cantar: “No quiero que te enteres que te estoy hablando a vos…”.

La luz iluminó a Vicentico, que cubría sus manos con guantes de cuero negro, y voces femeninas lo recibieron con gritos que no se apagaron durante toda la actuación. A ello contribuyó la actitud coqueta del argentino, que combinó piezas junto a los músicos y canciones en solitario con su guitarra.
Pidió “permiso” para presentar tres temas de su nuevo álbum: Creo que me enamoré, Nada va a cambiar y Un diamante. Tras simular que se despedía, regresó en varias ocasiones para seguir tocando piezas clásicas que el público coreaba, emocionado.

Ritmos de acá y de allá

Nacionales
Ambas noches tuvieron artistas bolivianos (Veneno, Negro Palma, Atajo y Kalamarka) y foráneos.

Invitados
Américo actuó en Bolivia por cuarta vez este año. Vicentico llevaba años sin cantar en Bolivia.