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La construcción del mayor telescopio del mundo se iniciará este año en Chile

Permitirá buscar rastros de vida fuera del sistema solar, informó el director de ESO, Tim de Zeeuw

/ 9 de enero de 2013 / 23:18

El Observatorio Europeo Austral (ESO) espera poder iniciar a finales de este año la construcción del E-ELT, el mayor telescopio del mundo, que se instalará en Chile -como el resto de sus observatorios- y permitirá buscar rastros de vida fuera del sistema solar.

Así se lo aseguró hoy en declaraciones a Efe en la ciudad de Santander (norte de España) el director de ESO, Tim de Zeeuw, quien afirmó que confía en poder reunir pronto todos los fondos necesarios para poner en marcha el proyecto, que supondrá una inversión de 1.083 millones de euros (1.4014 millones de dólares).

El telescopio E-ELT (European Extra-Large Telescope) se construirá en el Cerro Amazones, en el norte de Chile, cerca del que ya tiene el Observatorio Europeo Austral en el cerro Paranal.

Tendrá un espejo primario de 39 metros de diámetro, será el más grande y más avanzado del mundo, y permitirá estudiar el universo profundo y buscar evidencias de vida en planetas situados fuera del sistema solar.

La construcción debería haber arrancado en 2012, pero la crisis financiera complicó la obtención de los fondos, que salen del presupuesto ordinario del organismo (procedente de los socios), de aportaciones adicionales de los catorce Estados europeos miembros, y de la incorporación de Brasil.

Diez de los catorce socios del Observatorio Europeo Austral (Austria, Bélgica, República Checa, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suecia y Suiza) ya comprometieron su aportación y otros cuatro (España, Reino Unido, Dinamarca y Portugal) todavía no han tomado una decisión al respecto.

El director de ESO, quien se reunió hoy en Santander con investigadores del Instituto Físico de Cantabria, subrayó la oportunidad que supone participar en este proyecto y, por eso, confía en que los países que aún no han comprometido los fondos respondan positivamente en los próximos meses.

Según dijo, para poder impulsar el proyecto se necesita reunir al menos el 90 % del coste, lo cual exige también que se ratifique la incorporación de Brasil a ESO, un proceso que no está siendo demasiado rápido.

El E-ELT se situará cerca del observatorio del cerro Paranal, donde ESO cuenta con el telescopio VLT, y se sumará también al observatorio de La Silla y al proyecto ALMA, todos ellos en Chile.

ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es el observatorio terrestre más complejo del mundo, formado por antenas que funcionan como radiotelescopios para detectar las longitudes de onda milimétricas y submilimétricas.

Este observatorio empezó a operar a finales de 2011, todavía sin completar su construcción, que se espera que termine también a finales de este año.

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Glass compone ‘El proceso’

El músico estadounidense anunció en España que compone una ópera sobre ‘El proceso’

/ 13 de julio de 2014 / 04:00

El compositor estadounidense Phillip Glass ha comenzado en su visita a Santander, España, a componer una ópera basada en la obra El proceso, del escritor checo Franz Kafka, que prevé estrenar en Londres en octubre de este año.

Glass, un músico muy prolífico, hace dos meses terminó de componer su décima sinfonía y lo hizo de forma bastante diferente a las anteriores y cogió trucos de sus composiciones anteriores. Para él, esa penúltima composición es una obra “muy rítmica” que el músico norteamericano denomina simplemente la Décima sinfonía.

La obra de Phillip Glass —nacido en Baltimore en 1937— parte de sus viajes por el mundo, porque el músico asegura que el poder de las culturas cuando viajas “tiene una influencia en las vivencias”. Además, recuerda que su música está enfocada a un público joven que tiene familiaridad con el lenguaje popular que utiliza.

En cuanto al movimiento minimalista en el que empezó su carrera musical y del que muchos críticos han dicho que es su exponente, el compositor Glass ha declarado que, aunque para él y todos los de su generación en su momento esa corriente alcanzó un gran auge, se trata de un tipo de música que actualmente no compondría. El minimalismo, un tipo de música considerada muy estadounidense se basa en estructuras repetitivas y comenzó a difundirse en los años 70. Glass ha insistido en que la esencia está ahí, en lo sencillo, pero que ahora lo ve todo diferente.

Para Glass, qué significa la música es algo que se ha venido cuestionando desde los seis años que empezó a componer, y cada diez ha ido replanteándose esa pregunta.

En primer lugar, se planteó de dónde venía la música y para hallar una respuesta empezó a componer. Más adelante, le llegó a su cabeza la pregunta, “¿qué es la música?”, ante la cual tuvo muy clara la respuesta: “La música es el lenguaje más elocuente que existe y una conexión entre los seres vivos”.
Phillip Glass añade que la música es “algo que nos acompaña aquí y en el más allá”, aunque afirma que no escribe música sino que la piensa.

Sin embargo, el músico estadounidense, que defiende siempre las composiciones propias, confiesa que le gusta escuchar su música en manos de otros intérpretes, porque ellos la hacen diferente.

Glass ha destacado su “aptitud especial” para la composición de bandas sonoras, un género que le resulta fácil y para el que reconoce tener un secreto. Para él, se trata de ver la película de la que va a componer solo una vez.  Entre las más recordadas composiciones para el cine está la banda sonora de Mishima (1984) y para el filme Koyaanisqatsi (1983).

 Hace un año y medio, el estadounidense estrenó en Madrid la ópera  El perfecto americano, inspirada en la vida y la obra de su compatriota Walt Disney, una “gran ópera” y lo que para él fue una “buena experiencia.

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El compositor estadounidense Phillip Glass ha comenzado en su visita a Santander, España, a componer una ópera basada en la obra El proceso, del escritor checo Franz Kafka, que prevé estrenar en Londres en octubre de este año.

Glass, un músico muy prolífico, hace dos meses terminó de componer su décima sinfonía y lo hizo de forma bastante diferente a las anteriores y cogió trucos de sus composiciones anteriores. Para él, esa penúltima composición es una obra “muy rítmica” que el músico norteamericano denomina simplemente la Décima sinfonía.

La obra de Phillip Glass —nacido en Baltimore en 1937— parte de sus viajes por el mundo, porque el músico asegura que el poder de las culturas cuando viajas “tiene una influencia en las vivencias”. Además, recuerda que su música está enfocada a un público joven que tiene familiaridad con el lenguaje popular que utiliza.

En cuanto al movimiento minimalista en el que empezó su carrera musical y del que muchos críticos han dicho que es su exponente, el compositor Glass ha declarado que, aunque para él y todos los de su generación en su momento esa corriente alcanzó un gran auge, se trata de un tipo de música que actualmente no compondría. El minimalismo, un tipo de música considerada muy estadounidense se basa en estructuras repetitivas y comenzó a difundirse en los años 70. Glass ha insistido en que la esencia está ahí, en lo sencillo, pero que ahora lo ve todo diferente.

Para Glass, qué significa la música es algo que se ha venido cuestionando desde los seis años que empezó a componer, y cada diez ha ido replanteándose esa pregunta.

En primer lugar, se planteó de dónde venía la música y para hallar una respuesta empezó a componer. Más adelante, le llegó a su cabeza la pregunta, “¿qué es la música?”, ante la cual tuvo muy clara la respuesta: “La música es el lenguaje más elocuente que existe y una conexión entre los seres vivos”.
Phillip Glass añade que la música es “algo que nos acompaña aquí y en el más allá”, aunque afirma que no escribe música sino que la piensa.

Sin embargo, el músico estadounidense, que defiende siempre las composiciones propias, confiesa que le gusta escuchar su música en manos de otros intérpretes, porque ellos la hacen diferente.

Glass ha destacado su “aptitud especial” para la composición de bandas sonoras, un género que le resulta fácil y para el que reconoce tener un secreto. Para él, se trata de ver la película de la que va a componer solo una vez.  Entre las más recordadas composiciones para el cine está la banda sonora de Mishima (1984) y para el filme Koyaanisqatsi (1983).

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