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Cergio Prudencio cuestiona a Bolívar en ‘Nomis Ravilob’

El Libertador de las láminas escolares, el Simón Bolívar cliché, objeto de veneración, se ve confrontado por sus contradicciones, su origen y las dudas de la actualidad en la ópera Nomis Ravilob, de Cergio Prudencio, que se estrenará en La Paz el 15 mayo.

“La idea es mirar a Bolívar desde los tiempos actuales, sin dejar de lado su grandeza, pero señalando sus debilidades y llegar más allá de lo que el Libertador nunca imaginó”, manifestó Prudencio.

Es por ello que el protagonista se enfrenta a cuatro animales místicos, importantes dentro de la religiosidad altiplánica: un cóndor, una vicuña, una serpiente y un puma. Cada uno de estos personajes se desdobla en un avatar humano que se suceden unos a otros en una serie de ciclos.

La vicuña se “desdobla” en una anciana quechua que cuestiona la incomprensión de lo indígena por parte del prócer. El puma es una doncella que representa, con su silencio, a las mujeres amadas y perdidas del la vida del venezolano.

Además están el cóndor y la serpiente, ambos causantes del final de Bolívar. El primero se convierte en una versión oscura del Libertador, el cual se enfrenta a su reflejo en un tinku. La segunda representa a los militares de la dictadura, aquella que inician servilmente y terminan torturando a “su general”.

Cada uno de estos presenta a Bolívar una crítica a su “visión incompleta” del continente. “La tragedia no se basa en la biografía misma del Libertador, sino en que él no completó su idea de América y nosotros somos herederos de esa visión incompleta”, agregó Prudencio.

Es por eso que el primer final de la obra era más duro: Bolívar se suicida. Sin embargo, voces cercanas al director manifestaron su desagrado y por ello se cambió el último acto.

Ahora, a un mes y medio de su estreno en La Paz, Prudencio consideró que debió quedarse con la primera versión. “Pero creo que debió acabar así. Debí ser más drástico. Aunque, claro, el mensaje del suicidio es más pesado”, agregó el director.

La ópera, la primera en la carrera del compositor, está inspirada en el poema Mi delirio en el Chimborazo, escrito por el mismo Simón Bolívar en 1822.

Juan Pablo Piñeiro fue el elegido para estructurar el libreto de la obra, todo un reto, ya que el escritor nunca hizo algo semejante y tampoco era “fan” del género.

Prudencio le mostró el texto del prócer venezolano y le planteó la idea que germinaba. Es así que la puesta en escena cuenta con una atmósfera etérea, casi de delirio, en la que lo espiritual es tan importante como lo real.

Así también lo entendió Norma Quintana, quien es la encargada de hacer realidad la obra en Bolivia. Quintana, que también trabajó con Nicolás Suárez en El Compadre, está trabajando en máscaras y trajes que refuercen la sensación onírica de la obra.

La música y los solistas de ‘Nomis Ravilob’

La ópera, estrenada en Argentina en 2012, es contemporánea, aunque su autor asegura que no dejó de lado el lirismo que caracteriza al género clásico. La música le tomó cerca de un mes de trabajo y requiere de instrumentos nativos. Los solistas son Alejandro Spies, Javier Lazcano, Lucía Lalanne, Juan Francisco Ramírez y Valeria Martinelli.