Noche de historias y sorpresas
La séptima Larga Noche de Museos atrajo a miles de personas y familias
Michiyo Honda quedó asombrada con las pinturas de Mamani Mamani en el salón de exposiciones del artista en la calle Jaén. Fue una de las miles de personas, de familias que disfrutaron de la variedad y las sorpresas de la séptima Larga Noche de Museos.
La historia, las culturas, el arte… se fusionaron en el evento que inició ayer a las 15.00 en repositorios municipales y los nacionales de Arte y de Etnografía y Folklore. Los demás atendieron desde las 17.00 y todos lucieron sus mejores galas y piezas. Fueron 85 ofertas culturales que tomaron estos espacios e inclusive calles de La Paz.
Joel Quinta ingresó con su hijo Jocías, por la tarde, al Pipiripi (frente al mirador de Laikacota) para disfrutar de la oferta infantil y ambos quedaron fascinados. Algunos visitantes protestaron porque el funicular no estaba de servicio; pero, la mayoría de las personas disfrutó del sitio que a las 16.00 lucía prácticamente repleto.
Un éxito similar tuvo el Museo de Arte Indígena David Crespo Gastelú —a cuadras del Pipiripi—, que no es tan conocido, según la directora Ligia Siles. No obstante, ayer decenas de asistentes se enteraron un poco más sobre la vida de este personaje reconocido por sus caricaturas y otras muestras artísticas.
La mayoría se declaró sorprendida por este lugar escondido.
La variedad fue la regla. Las calles del centro paceño se fueron llenando de familias con el pasar de las horas, que caminaban en busca de un sitio donde ampliar sus conocimientos. Por ejemplo, el planetario Max Schreier, de la calle Federico Zuazo, tenía una fila larga de mayores y menores que esperaban impacientes por conocer los secretos de la astronomía.
Los ocho recorridos organizados por la Alcaldía, en diferentes zonas de la ciudad, se vieron atiborrados de gente. La tradicional calle Jaén fue una de las más concurridas porque concentra varios museos. Según Erick Rodríguez, guía del Museo Costumbrista, hubo personas que hicieron cola por 20 minutos para ingresar a los salones.
Otra de las sorpresas fue una estatua de cera del protomártir paceño Pedro Domingo Murillo. La réplica recibió a los presentes en el museo San Francisco.
Su autor, Alberto Barragán, explicó que la plasmó durante tres meses, incluso colocó uno a uno los cabellos del personaje, al igual que la barba y las cejas. Señaló que Wálter Gómez, oficial mayor de Culturas, fue el impulsor de esta iniciativa.
Los artistas callejeros igual hicieron de las suyas. Cuentacuentos, pintores, talladores… fascinaron a los transeúntes. La fiesta se alargó hasta la medianoche. La Alcaldía apuntó a que esta séptima versión batirá el récord de 100.000 asistentes del año pasado.