Los actores y, quién sabe hasta los muñecos de Morayma Ibáñez, estarán rezando para que esta vez la actriz y titiritera retorne de la gira sin herirse. Sus manos han sanado y han creado la obra Fábulas de la selva con la que sale de viaje.
Ibáñez es la cabeza del grupo Actoral Colibrí que trabaja con el teatro de títeres. Fundesid, con el auspicio de la Embajada Real de Dinamarca, contrató al grupo para que lleve una obra de temática ecologista a los niños de distintos lugares del país.
El lunes, los Colibrí partirán rumbo a Beni. Su primera parada será la fronteriza Guayaramerín y luego vendrán más sitios, como Rurrenabaque, el Chaco tarijeño, Oruro, La Paz…
Tres son los personajes centrales: dos estudiantes que se pierden en la selva y un anciano habitante del lugar que los ayudará, pero sobre todo les mostrará cómo la civilización está invadiendo la selva, destruyéndola. El indígena habla con los animales. Éstos le alertan sobre el sufrimiento a que se les somete. La naturaleza toda está en alerta, mientras los humanos abren carreteras, talan árboles y contaminan todo a su paso, con el riesgo que implica para la vida misma en el planeta.
Los muñecos son elaborados y manipulados por Ibáñez y otros cinco integrantes de Colibrí: Paula Tavera, Javier Palacios, Daniel Miranda, Alejandro Cambero y Edith Negrón.
Hace dos años, la artista, al cabo de una función en Oruro, cayó del escenario y sufrió fracturas en las manos. Años antes, otro accidente afectó su brazo. Pero, “una no puede dejar de hacer estas cosas”, dijo mientras ultima detalles para que sus criaturas se muevan y bailen movidas con una técnica mixta de varilla, soporte y guante.