Jerry Lewis, puro espectáculo en Cannes
Lewis tomaba fotos con su cámara a los fotógrafos que le captaban a él, interrumpía a sus compañeros de equipo y contestaba cualquier cosa cuando una pregunta no le parecía interesante o, simplemente, no la escuchaba bien.
Con 87 años y una energía desbordante, Jerry Lewis se hizo hoy el dueño de Cannes con humor, ironía e inteligencia. Dijo ser un «payaso loco», aseguró que Cary Grant y Burt Reynolds eran «las» mejores humoristas que había conocido y desconcertó a todos al bromear sobre Dean Martin.
«Dean Martin. Está muerto, ¿lo sabe?», afirmó muy serio el actor ante la pregunta de un periodista por la relación entre ellos. Y ante las carcajadas de los asistentes añadió: «Cuando llegué aquí y vi que no estaba supe que algo iba mal».
Lewis está en Cannes para presentar, fuera de competición y en sesión especial, la película «Max Rose», en la que interpreta a un pianista de jazz retirado que, tras la muerte de su mujer, descubre que su idílico matrimonio de más de sesenta años, no era tan perfecto como aparentaba.
Con jersey rojo y camisa amarilla, Lewis entró caminando con cierta dificultad en la sala de prensa donde recibió un caluroso aplauso por parte de los periodistas, ya entregados antes de empezar la intervención del cómico.
Lewis tomaba fotos con su cámara a los fotógrafos que le captaban a él, interrumpía a sus compañeros de equipo y contestaba cualquier cosa cuando una pregunta no le parecía interesante o, simplemente, no la escuchaba bien.
«¿Por qué está usted gritando?», interrumpió el actor a un periodista que hacía una pregunta, a quien pidió que bajara el tono de voz. Cuando volvió a tomar la palabra, Lewis apostilló: «habla más alto».
Y a una de las azafatas que pasaba el micrófono le preguntó: «¿Está usted esperando un sitio?».
Entre las bromas, las risas y su evidente sordera, Lewis se perdía en algunas de las preguntas, cosa que no le importaba en absoluto. Decía muy serio por detrás a sus compañeros de filme: «estoy diciendo cualquier cosa y cree que estoy contestando a la pregunta».
Los aplausos y las risas interrumpieron en varias ocasiones una rueda de prensa que precedía al homenaje que esta noche le dedicará el Festival de Cannes a uno de los actores cómicos más importantes de la historia del cine y cuyo único Óscar es un premio humanitario recibido en 2009.
El protagonista de «The nuty professor» parecía que bromeaba hasta cuando hablaba en serio, como cuando dijo que una película que rodó en 1972, «The Day the Clown Cried» y que no se ha estrenado nunca, es demasiado mala para que la vea nadie.
«Es mala porque yo perdí la magia», dijo Lewis de un proyecto del que hizo el guión y se ocupó de la dirección. «Nunca la veréis», aseguró el actor, quien explicó que se trata de una decisión que no mucha gente hubiera adoptado.
Pese a esa película, reconoció estar orgulloso de su larga carrera y de que el amor haya sido el ingrediente básico en todos sus proyectos.
Y especialmente contento del papel que interpreta en «Max Rose», tan alejado de cualquier cosa que haya hecho antes.
Un drama, completamente diverso de la comedia, el género en el que mejor se ha movido el actor, es el regreso de Lewis al cine después de 18 años en los que tan solo ha hecho algunas apariciones en series televisivas.
En una de ellas, «Law & Order. SVU», coincidió con Richard Belzer, que acompañó a Lewis en Cannes, sentado entre los periodistas de la sala.
En «Max Rose», el realizador Daniel Noah buscaba a un actor para hacer el papel protagonista y en un primer momento pensó en Dustin Hoffman o en Robert de Niro, pero quería a alguien de más edad y el papel recayó en Lewis.
Un Lewis que tuvo que olvidarse de sí mismo para hacer el papel.
Tuvo que alejarse de sus «valores cómicos» y centrarse en la belleza de la historia, porque el director le dijo que había demasiados elementos en él del «loco Jerry».
«Es muy difícil para el loco payaso que he sido durante 60 años que me pidan que algo diferente», agregó.
Pero eso fue lo que hizo porque el guión era el mejor que leía en 30 años, le encantó y decidió hacerlo. «Fue (una decisión) muy rápida. Trajo tres millones y dijo, eso es perfecto», explicó el actor entre las risas de los periodistas y de sus compañeros de la película, entre los que se encontraba el compositor francés Michel Legrand.
Pero entre broma y broma, el actor tuvo tiempo también de lamentar que a la gente mayor se le ponga a un lado y no se les preste atención, de pedir que el amor siga siendo el valor que mueva todo y de sentenciar con una definición del humor.
«El humor es humor. Las risas son risas. Si haces que el humor sea divertido, la gente se reirá».