La historia de la británica Charlotte Aitchison se ha repetido constantemente en los últimos años. Joven solista y compositora de estilo por perfilar puro gusto por el pop electrónico amalgamado con las últimas tendencias, coloca un par de canciones en los blogs de moda, consigue el beneplácito de Pitchfork y los interinos de la industria británica que elaboran la lista BBC Sound of y los fieles seguidores del indie de consumo y el pop underground (sí, pero no, no, pero sí) dicen amén. Pronto declarará que lo suyo no tiene nada que ver con el rollo hipster y que aspira a las listas de éxitos desde que era una niña.

Cabe la esperanza de que este excitante True Romance colme las expectativas de Charli XCX. Su personaje es más interesante que la media, y sus transparentes y polémicas opiniones demuestran que realmente no se casa con nadie. Nacida en 1992, ha crecido musicalmente a principios de este siglo, la época en la que muchos de los prejuicios históricos acerca de lo que estaba bien y lo que estaba mal en la música pop y expresiones ridículas como “placer culpable”, comenzaron a caer por su propio peso.

Así, los samples escogidos para You (Ha Ha Ha) y So far Away son de artistas tan dispares como Gold Panda y Todd Rundgren, respectivamente. En su estilo musical pueden verse trazas de hip-house, de r’n’b sofisticado que triunfó la pasada década, o de rave old skool, aunque ciertamente es rico en efectos tipo “aullidos en el bosque” y “chillout bajo el agua”, tan del gusto indie contemporáneo. Y su sentido de la moda es, como mínimo, particular. Sin embargo, su propuesta resulta sorprendentemente conjuntada. Además, sus composiciones y estructuras son audaces e incluso arriesgadas, hasta el punto de que a veces parece romper la magia deliberadamente para no resultar excesivamente directa. Una capacidad ya demostrada en su colaboración con las suecas Icona Pop en I Love it, un hit de rompe y rasga que todavía no ha terminado su recorrido.

Canción a canción, True Romance sube la apuesta de sus singles de adelanto, que lucen incluso mejor rodeadas de sus nuevas compañeras. A You’re the One, Nuclear Seasons y la estupenda balada Stay Away (que vaticina un casi seguro éxito como compositora para artistas mainstream, si la necesidad apretase), hay que sumar otros grandes momentos como Take my Hand, el emocional estribillo de Grins y el synth-pop romántico de Lock you Up. Pop contemporáneo de categoría. Quién sabe, quizá esta vez sí un disco realmente refrescante consiga la suerte que merece.