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Argentina ve riesgos en sus trenes urbanos

El Gobierno argentino detectó maquinistas de trenes semidormidos, leyendo libros o hablando por teléfono móvil, al colocar cámaras en las cabinas tras el último accidente ferroviario con tres muertos y 155 heridos.

El anuncio del ministro de Transporte, Florencio Randazzo, se difundió el mismo día en que la opinión pública argentina se enteraba de que el maquinista del tren que descarriló el 24 de julio en Santiago de Compostela, España, con un saldo de 79 muertos y decenas de heridos, hablaba por teléfono móvil con un revisor de la empresa en el momento del accidente.

“Las cámaras han arrojado resultados contundentes”, dijo el ministro Randazzo, luego de exhibir los videos. Las imágenes muestran momentos en que los maquinistas entrecierran los ojos o leen, a veces sin tener sus manos sobre los comandos de la locomotora.

En Argentina causó conmoción el 13 de junio otro siniestro en el servicio de ferrocarriles, con tres muertos y 155 heridos, al embestir un convoy de pasajeros a otro detenido en la estación Castelar de la periferia oeste. El mismo ramal fue escenario el 22 de febrero de 2012 de una de las mayores catástrofes ferroviarias de la historia argentina, con 51 fallecidos y más de 700 heridos, al estrellarse un tren contra los paragolpes de la terminal Once de la capital.

Después del choque en Castelar, el Ejecutivo instaló cámaras en los gabinetes de conducción, medida que provocó protestas y medidas de fuerza de resistencia del sindicato de trabajadores.