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Pérez Alcalá, el arquitecto del color se ha ido

Ricardo Pérez Alcalá dijo alguna vez que quería morirse con “el último brochazo”. Ayer, cuando el sol despuntó, el artista potosino de 74 años ya no despertó porque había dejado este mundo y en él un gran legado.

“Falleció esta madrugada (viernes) mientras dormía”, contó ayer la hija del artista, Claudia Pérez Alcalá, en un breve contacto con La Razón. Con la voz entrecortada, explicó que su padre había enfrentado algunos problemas de salud, pero que “ya se estaba recuperando”.

De hecho, el autor había participado, el 25 de junio, en la inspección de los trabajos de restauración de uno de sus murales en la remozada Plaza de las Culturas de La Paz. Los restos del acuarelista son velados en el Salón de Honor del Palacio Consistorial de la Alcaldía de La Paz hasta mañana a las 10.00, cuando serán trasladados al Cementerio Jardín para su entierro.

Tras su partida, amigos, colegas, compañeros y sus alumnos destacaron el legado que dejó este artista potosino —nacido el 30 de julio de 1939— con sus acuarelas, las esculturas abstractas, murales y una arquitectura presente en la ciudad.

Así, el arte de Pérez Alcalá reinó durante cuatro años (1981, 1984, 1985 y 1989) en el Premio Anual de la Asociación de Acuarelistas de México, donde vivió durante la década de los 80 por efecto de la persecución de la dictadura en Bolivia.

Estudió en la Academia de Bellas Artes de la Universidad Tomás Frías (1958). Siguió la carrera de Arquitectura en la Universidad Mayor de San Andrés (1963). Es autor del diseño de la Piscina Olímpica de Alto Obrajes y de la Normal Superior Simón Bolívar del mismo barrio paceño.

Cuando Pérez Alcalá retornó de México, a principios de los años 90, hizo la gigante escultura metálica Boliviamar (una mujer con dos rostros de 21 metros de alto) que fue emplazada en la playa de la ciudad peruana de Ilo, cedida a Bolivia en el marco de los tratados de 1992.

Era considerado uno de los mejores acuarelistas de Latinoamérica y sus piezas son parte de colecciones y museos de Bolivia, Ecuador, México y Perú. A principios de este siglo se dedicó a enseñar en la Escuela de Artes de El Alto.

Inquieto y creador de sueños

Arquitecto

Diseñó la piscina olímpica de Alto Obrajes, la Normal Simón Bolívar, la iglesia Corazón de María de Miraflores y la capilla de Aranjuez, entre otros edificios.

Artista

Mejoró la técnica de la acuarela, ganó varios premios en México y Argentina. Paseó su obra por Europa y trazó vistosos murales en La Paz y la gran escultura Boliviamar, en Ilo.