Marroquíes, condenados a practicar el cristianismo en secreto
Los miembros de la minoría cristina marroquí se reúnen en secreto para leer juntos el evangelio, pero saben que pende sobre ellos un artículo del Código Penal que los puede llevar tres años a prisión en un país donde abandonar el Islam está prohibido.
Los miembros de la minoría cristina marroquí se reúnen en secreto para leer juntos el evangelio, pero saben que pende sobre ellos un artículo del Código Penal que los puede llevar tres años a prisión en un país donde abandonar el Islam está prohibido.
Mohamed Al Biladi, de 31 años, se convirtió al cristianismo en 2006 convencido por unos programas que escuchaba en una radio cristiana, único medio de comunicación en una aldea, Ulad Amar (70 kilómetros al norte de Fez).
En septiembre, el cristiano Mohamed fue arrestado en su pueblo tras ser delatado por sus propios amigos, y en sólo 48 horas fue interrogado por la Policía, enviado al juez, juzgado y condenado en primera instancia a dos años y medio de cárcel por “tratar de quebrantar la fe de un musulmán”.
“No es cierto: en mis siete años de cristiano nunca traté de convertir a nadie, yo no hago sino contestar a mis paisanos cuando me preguntan por qué me aparté del Islam, pero nunca he regalado una Biblia ni promovido la conversión de nadie”, explica Mohamed a EFE en un café de Fez, recién salido del tribunal.
Tras pasar un mes preso, el juez decretó su libertad provisional y fijó un juicio en apelación, que ayer fue aplazado hasta el 26 de diciembre para dar tiempo a la defensa a preparar su estrategia, pues al menos una docena de abogados se han presentado últimamente para defender a Al Biladi de forma gratuita.
INTOLERANCIA. El Código Penal marroquí es explícito: el artículo 220 condena a penas de seis meses a tres años a quien “emplee cualquier medio de seducción para quebrantar la fe de un musulmán o tratar de convertirlo a otra religión”, pero se aplica con frecuencia sencillamente a los musulmanes que se convierten.
A pesar de la ley, un número desconocido de musulmanes se han convertido por distintas vías y se reúnen clandestinamente algunos domingos en pisos anónimos de las grandes ciudades donde leen juntos los evangelios en su versión árabe, como relata Mohamed sin querer dar detalles.
Según cifras aparecidas en un reciente informe del Departamento de Estado de EEUU, hay en Marruecos 8.000 cristianos conversos, cifra imposible de verificar.
Mohamed niega haber participado en tareas de evangelización y sólo admite haberse reunido en algún momento en la ciudad con varios cristianos estadounidenses para rezar juntos. Las autoridades marroquíes son inflexibles con los extranjeros (casi siempre protestantes) descubiertos en misiones de predicación: en 2010 expulsó a 130 de ellos, generando la protesta de varios países. “No existe la tolerancia en la sociedad marroquí en materia religiosa porque la misma religión musulmana es intolerante”, lamenta Mohamed.