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Nación rusa eleva multas para frenar el secuestro de las novias

Las autoridades de la república rusa de Ingushetia, en el Cáucaso, quieren acabar con la ancestral costumbre de raptar a las novias para casarse y para ello castigarán con fuertes multas a los jóvenes que secuestren a una muchacha para llevarla ante el altar.

Los líderes espirituales, representantes de organizaciones sociales y de consejos de ancianos celebraron una conferencia dedicada especialmente al problema del robo de las novias y acordaron una serie de medidas que persiguen poner fin a esa extendida práctica.

Reunidos en Nazrán, los participantes en la reunión decidieron aumentar hasta 200.000 rublos ($us 6.170) la multa para los jóvenes que rapten a una chica con el objetivo de casarse con ella, con lo que multiplicaron por 20 la actual sanción pecuniaria (de $us 308). También acordaron instaurar multas de 100.000 rublos ($us 3.084) para los cómplices de los novios y toda persona que participe de alguna manera en la ocultación de la chica y en las negociaciones con sus parientes.

En el cónclave, los dirigentes coincidieron en que el secuestro de muchachas con el fin de obligarlas a casarse es “inadmisible y contrario a los preceptos del Islam”. El mufti de Ingushetia, Isa-Jadzi Jamjoev, dijo que la sociedad de esta república de apenas medio millón de habitantes debe centrarse en luchar contra ese fenómeno. En los últimos años, agregó, se ha facilitado mucho la tarea a los jóvenes deseosos de formar una familia, con medidas como rebajar el importe de la dote que, de acuerdo con las costumbres locales, se debe pagar a la familia de la novia.

El jefe espiritual también recalcó que los matrimonios contraídos después de raptos no duran mucho y en muchas ocasiones terminan de forma trágica y con conflictos entre las dos familias.

Tradición.  La conferencia contó con la participación del presidente de la república, Yunusbek Yévkurov, quien aseguró que las fuerzas de seguridad actuarán con todo rigor para conseguir que este fenómeno “pase a la historia”.

El secuestro de muchachas para obligarlas a casarse es una práctica ancestral de los pueblos caucasianos rusos. Los raptos tienen lugar contra la voluntad de la chica o con el consentimiento de ésta e incluso de sus padres, y según la tradición, la joven secuestrada es llevada a la casa del novio, donde después invitan a la otra familia para negociar. En ocasiones, la muchacha raptada ya estaba comprometida con otro hombre, lo que no es obstáculo para llevar a cabo el secuestro.