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Yantra Teatro: Me enamoré de una rana

Fue el domingo, frente al escenario de El Desnivel de Sopocachi, que me llegó el flechazo: me enamoré de una rana. Y, aunque parezca promiscuo, también de un quirquincho. No fui el único. Ni bien terminó la presentación del elenco de Yantra Teatro, los niños fueron corriendo tras bambalinas a encontrarse con estos animales.

El secreto de la Madre Tierra es el nombre de la obra, resultado de una adaptación colectiva de dos cuentos de Óscar Alfaro, fusionados para transformarse en una comedia que se pasea por el territorio nacional y por la idiosincracia de sus habitantes.  Lejos de miradas indigenistas, y con una puesta sencilla, la obra retrata el misticismo boliviano y lo fusiona con la viveza criolla.

Unos pantalones verdes, una camisa de manga corta, un chaleco y una corbata; eso necesitó Alexandro Gálvez   —que también funge de director— para encarnar a la rana en cuestión. Su registro vocal, sus gestos y su plasticidad para saltimbanquiar como anfibio crea un personaje entrañable. Lo propio pasa con Marcela Ossio, que da vida a un quirquincho entre pícaro y dulce que arranca sonrisas. Ni qué decir del resto del elenco, que, como soñaba la rana, encuentra su momento perfecto para brillar como estrella; incluso, rockeando una cumbia.

Miguel Vargas es periodista