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‘Lightning Bolt’: Pearl Jam y la mediana edad

No es extraño que después de más de 20 años del golpe de timón que representó el sonido de Seattle, Pearl Jam sea la única banda aún en pie y trabajando de manera consistente. Ya en aquel entonces se podían entrever indicios del camino que tomarían; hoy, Lightning Bolt es un testimonio de carretera, una instantánea honesta a una banda entrada en la mediana edad.

Si escuchamos todos los discos de Pear Jam de un solo envión, tal vez nos percatemos de que los decibeles y beats por minuto descienden en favor de armonías mejor trabajadas, muchas guitarras acústicas, un cuidado casi obsesivo por el sonido de cada instrumento y mucha vida plasmada en las letras. Ahí es cuando ingresa la figura casi chamánica de Eddie Vedder, letrista y vocalista de la banda, a quien conocimos en el álbum Ten gritando desgarradamente sus miedos, vociferando nihilismo y enfrentando sin reparo al sistema.

Ahora, cerca de los 50 años de vida, Eddie sabe escoger sus batallas, grita menos y murmura con mayor frecuencia, es un hombre de familia que no ha cedido al ímpetu adolescente, simplemente ha encontrado paz y ha sabido transmitirla y hacer parte a sus seguidores de aquel proceso.

Lightning Bolt tiene espacio para todo: están las canciones de alto voltaje, los interminables solos, las letras introspectivas, las incontenibles guitarras y los infecciosos ritmos. Todas las razones que sumadas hacen de esta banda una de las pocas que todavía pueden levantar himnos de estadio y conciertos maratónicos.

Si bien es un disco plagado de downtempos, la instrumentación aliviana la monotonía. Las guitarras folk son una alegoría a la transición que está experimentando esta banda (como en Swallowed Whole); en otros pasajes se muestran mas irascibles (Let the Records Play), salpicando con guiños blues rock que encuentra epítome en Mind Your Manners, corte promocional y testimonio de legado musical, de donde vienen y hacia donde nos conducen.