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Una minúscula retina biónica restablecerá la vista a los ciegos

El chip ha sido probado con éxito en cerdos y la compañía Nano-Retina prevé que contará con un prototipo humano de su denominada "Bio-Retina" dentro de dos años.

/ 26 de diciembre de 2013 / 20:02

La recuperación de la vista en los ciegos ha sido siempre un argumento de ciencia ficción, pero una compañía israelí lo está convirtiendo en realidad para pacientes que padecen ceguera por el deterioro de la retina.

Se trata de un dispositivo del tamaño de un grano de arroz, que emula la función de la retina capturando las señales visuales como una cámara, para luego convertirlas en señales eléctricas que estimulan las neuronas para crear las imágenes en el cerebro.

El chip ha sido probado con éxito en cerdos y la compañía Nano-Retina, con sede en la ciudad israelí de Herzliya, prevé que contará con un prototipo humano de su denominada «Bio-Retina» dentro de dos años.

«En el plazo de una semana el paciente podrá ver de forma inmediata», explicó a Efe el director ejecutivo de la compañía, Raanan Gefen.

«Queríamos dotar a un ciego de la suficiente visión que le permita funcionar en la sociedad y ser nuevamente independiente, como caminar por lugares familiares y ver a sus seres queridos», señaló el directivo.

El dispositivo se implanta en la parte posterior del ojo en una intervención relativamente sencilla, similar a una de cataratas que dura unos 30 minutos y sólo requiere anestesia local.

La visión que obtendrá el paciente le permitirá ver la televisión e identificar rostros gracias a una resolución de 600 pixels (el modelo más sofisticado), pues los creadores han estudiado que 260 pixels es el mínimo para tener un nivel de visión aceptable.

No obstante, ésta será en blanco y negro, y a los que se les haya implantado el dispositivo no podrán conducir o leer letras que no sean de grandes dimensiones.

«La ciencia aún no ha logrado superar el blanco y negro en este terreno, pero pretendemos ir más allá y ofrecer una escala de grises para que puedan apreciar sombras y contornos», explicó Gefén.

Además de la facilidad para introducir el artilugio en el ojo, éste no dispone de batería por lo que su implantación será definitiva, y su única fuente de energía procede de unas gafas de sol especialmente diseñadas que transmiten de forma inalámbrica un láser directamente al chip y pueden recargarse por las noches.

La Bio-Retina actúa asimismo de manera armoniosa con los movimientos naturales del ojo, incluidos los del globo ocular o la dilatación de las pupilas, lo que facilitará al paciente mirar de lado a lado sin necesidad de tener que girar la cabeza.

De momento, el revolucionario invento resolverá la vida a pacientes con retinosis pigmentaria y degeneración macular asociada a la edad (AMD, por sus siglas en inglés), trastornos comunes a partir de los 60 años.

Pero los responsables de la retina biónica prevén que en el futuro se abrirá el terreno al tratamiento de enfermedades como la retinopatía diabética, o aquellas en las que el foto-receptor se atrofia y no puede funcionar otra vez debido a que no hay células que puedan traducir la luz que llega a la retina en una visión útil.

«En estas condiciones, nuestro dispositivo podría actuar como un foto-receptor artificial», advierte el directivo israelí.

En el mundo occidental se calcula que unos seis millones de personas sufren ceguera o escasa visión como consecuencia de enfermedades o lesiones provocadas por la degeneración de la retina.

Con todo, el dispositivo no sirve para aquellos que han nacido ciegos o sufren dolencias no relacionadas con lesiones retinales.

Para sacar adelante este sofisticado producto la empresa israelí colabora con equipos científicos e industrias en todo el mundo, con el fin de estudiar la mejor solución a determinados problemas.

El hecho de tener precedentes en otros productos ideados hace una década que ofrecían una peor visión alienta a los directivos de Nano-Retina, una sociedad conjunta de la norteamericana Zyvex Labs de Texas, y la israelí Rainbow Medical.

Gefen defiende que gracias a ellos saben que «el concepto funciona», y las agencias reguladoras lo han aprobado, por lo que confían en poder llevarlo pronto al mercado.

Se calcula que el precio para el paciente, incluida la intervención, rondará los 2.000 dólares, y los creadores obtendrán beneficios a través de las agencias aseguradoras médicas.

«Se trata de una tecnología puntera, el esfuerzo de un grupo internacional para una misión muy noble, restablecer la vista a los ciegos», concluye el responsable.

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La atracción sexual depende de los genes compartidos

La estadística demostró que las parejas que en algún momento sintieron atracción física compartían genes en común.

/ 4 de abril de 2014 / 15:51

Ni feromonas, ni primavera, ni lo que comúnmente denominamos «química», investigadores médicos israelíes aseguran que el origen de la atracción sexual que sentimos por otra persona responde en realidad a una impronta genética presente en los dos miembros de la pareja.

A esa conclusión han llegado tras un estudio desarrollado en el Laboratorio de Análisis Genético del Hospital Beilinson, en la localidad de Petaj Tikva (próxima a Tel Aviv) y recientemente publicado por la prestigiosa «American Journal of Reproductive Immunology».

En su departamento, los autores de la investigación, Tirza Klein y Moshé Israeli, suelen analizar la compatibilidad de órganos o de médula ósea, además de realizar test de paternidad.

Y precisamente han aprovechado la amplia base de datos de estas últimas pruebas para lanzar este estudio pionero que sugiere una nueva teoría para explicar el origen de la atracción humana.

La muestra analizada está compuesta por 1.310 parejas de hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 18 y 80 años, la mayor parte de las cuales, 1.002, fueron referidas al centro médico por orden judicial a fin de determinar la paternidad de un progenitor.

Otro grupo está integrado por 308 parejas casadas con problemas de infertilidad, y un tercero de control por cónyuges ficticios.

La estadística demostró que las parejas que en algún momento sintieron atracción física compartían genes en común.

«Se trata de la primera vez que se muestra una correlación genética entre parejas para explicar la atracción sexual», explicó a Efe la doctora Klein, autora del estudio.

«Asumimos que hubo algún tipo de atracción sexual entre las parejas que comparten un hijo en común o ha habido reclamos de paternidad tras una relación sexual», apunta la investigadora, directora del Laboratorio de Análisis Genético.

Los resultados mostraron que en estos casos, ambos miembros de la pareja compartían marcadores genéticos que en relación a los otros dos grupos eran mucho menores o no existían.

La responsable de la investigación precisó que el procedimiento empleado consistió en analizar el sistema de marcador del HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos, por sus siglas en inglés), uno de los más importantes del sistema inmunológico genético en los humanos y que se encarga de reconocer, por ejemplo, antígenos extraños tales como parásitos, virus o cáncer que atacan al organismo.

Los científicos analizaron si las parejas comparten un antígeno HLA y no otro tipo de marcador genético conocido como STR.

Estos marcadores son polimórficos y conocidos por ofrecer una importante información genética, ya que muchos de sus componentes se heredan genéticamente.

Klein explicó que se reconoce de manera muy sencilla la transferencia de genes empleando este sistema de carácter «mendélico» -en el que figura un grupo de genes del padre y otro grupo de genes de la madre-, razón por la que se suele emplear como herramienta genética en las pruebas de paternidad.

«Como parte de nuestro trabajo del hospital realizamos test de paternidad en el laboratorio y descubrimos que entre las parejas analizadas y sin importar su origen étnico, el padre y la madre del niño comparten algunos genes en su sistema genético del HLA», apuntó.

«Y como asumimos que aquellas parejas habían tenido atracción sexual porque tienen un hijo en común, la conclusión del estudio es que las parejas que sintieron atracción sexual compartían algunos genes del sistema HLA».

El estudio teoriza, además, que la selección de parejas sexuales en el ser humano podría contradecir la presión evolutiva por lograr la diversidad genética, en particular al analizar el HLA.

Los investigadores reconocen que una de las limitaciones que puede tener el estudio es que no se puede descartar la posibilidad de que los resultados estén influidos por las características únicas de la población israelí.

Sin embargo, el estudio presenta científicamente una nueva teoría sobre la atracción en la especie humana y podría abrir la puerta a que se revisen nuevamente complejos psicológicos tan conocidos como los de Edipo y Electra.

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