La ralentización del mercado de los smartphones en las economías desarrolladas ha conducido a los fabricantes a volcarse cada vez más hacia los países emergentes, donde existe una verdadera necesidad de internet móvil debido a sus deficientes redes fijas.

Numerosos fabricantes han presentado teléfonos inteligentes a bajo costo en el Congreso Mundial de la Telefonía Móvil de Barcelona, que termina este jueves, entre ellos el chino ZTE, Alcatel Touch o la finlandesa Nokia con su gama Nokia X, que funciona con Android y se vende a un precio de entre 119 y 149 euros.

La palma se la lleva la fundación Mozilla, que ha conseguido fabricar un smartphone de 25 dólares gracias a su asociación con el fabricante de compuestos electrónicos chino Spreadtrum. Su salida al mercado, sin embargo, aun no tiene fecha.

«Los mercados emergentes representan un relevo de creciente importancia para los fabricantes ya que el ritmo de renovación de móviles se ha ralentizado en los mercados maduros», explica Adrien Bourreau, experto en el sector de telecomunicaciones de la consultora Kurt Salmon.

Estos países, con habituales deficiencias en la red la red fija, se centran en desarrollar las redes móviles e incluso «se saltan una evolución tecnológica pasando directamente de la 2G a la 4G», dice Bourreau.

Los proveedores de telecomunicaciones se han dado cuenta y también ellos han puesto el foco en estos países.

El director general de redes del chino Huawei, Ryan Ding, asegura que «ciertos países africanos y del Oriente Medio han tramitado licencias 4G en 2013, lo que brinda oportunidades» para los proveedores.

Incluso antes de la llegada del 4G y el internet móvil, el celular se había convertido en un instrumento central en la vida cotidiana de los países emergentes por la funcionalidad del pago móvil y aplicaciones como una que permite verificar los códigos de los medicamentos.

«Les encantaría tener un smartphone» 

Actualmente «existe un importante mercado en África o América del Sur donde les encantaría tener un smartphone, un verdadero smartphone con el que acceder a las aplicaciones», asegura Magnus Rehle, analista de Greenwich consulting.

El operador francés Orange, muy presente en África, lanzó en septiembre un teléfono inteligente fabricado por Alcatel OneTouch, el Pixi, a un precio de alrededor de 50 dólares, con un abono a internet pensado para «democratizar los datos móviles», explica la compañía.

En estos seis meses, Orange ha vendido 135.000 unidades en la veintena de países emergentes donde los distribuye.

Estos mercados despiertan la codicia de numerosos actores del sector.

«Motorola y Nokia estaban muy implantados en los mercados emergentes», recuerda Adrien Bourreau, pero eso era en la época de los teléfonos convencionales.

Con la evolución hacia los smartphone, se están encontrando con la dura competencia de los constructores chinos como Huawei, ZTE, Lenovo, que acaba de comprar Motorola, y TLC con su marca Alcatel OneTouch.

Las empresas africanas también intentan ganar terreno.

Thierry N’Doufou, un emprendedor de Costa de Marfil presentó en Barcelona la tableta educativa africana Qelasy, creada para convertirse en la compañera de niños y adolescentes desde la educación primaria hasta el fin de sus estudios.

«África, India o Indonesia son probablemente los próximos mercados clave. Vietnam y Tailandia se convertirán asimismo en mercados enormes.

Hay algo menos de competencia y se podrá jugar con los precios allí, aunque tendrán que plantar cara a los fabricantes chinos, que utilizan Android, con precios realmente bajos», asegura Lawrence Lundy, experto del despacho de consultores Frost&Sullivan.

«Se ven pocos teléfonos Apple en África porque son demasiado caros», señala Rehle.

Por lo tanto, hace falta que los fabricantes consigan ofrecer un verdadero smartphone para la población muy tecnófila de estos países pero a un precio suficientemente bajo para que lo puedan adquirir.

«El reto es que los márgenes son muy limitados y es difícil sacar beneficios», advierte Ian Fogg, analista en IHS.