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Nuevo clásico de Fernando Cabrera

Grabado en vivo en el estudio, Viva la patria parece ser la culminación de un largo proceso iniciado hace más de 15 años. El decimoquinto disco de Fernando Cabrera, lanzado al mercado en septiembre, es una reconfirmación de la enorme estatura del artista.

Cabrera es un cantante, guitarrista y compositor uruguayo, con 37 años de carrera que, tras casi toda una vida de haber tenido un público y difusión muy reducidos, en la última década ha ido adquiriendo un creciente y significativo relieve, y hasta ha sido calificado por muchos —uno de ellos, la revista Rolling Stone— como “faro de una generación”.

El disco reúne 15 canciones que hablan de lugares, personas, situaciones y tiempos muy dispares, pero unidos por un hecho: “todas son historias”, según Cabrera; trabajadas desde una mirada más madura que nunca, capaz de entregarnos lo verdaderamente esencial de lo que mira.

Sin embargo, pese al refinamiento alcanzado, no existen realmente diferencias drásticas en el trabajo letrístico y melódico del Cabrera de los primeros discos. Sí las hay al respecto de lo arreglístico y de sus criterios de producción. Viva la patria es la culminación de un trabajo iniciado hace más de 15 años con Federico Righi en el bajo y Ricardo Gómez en la batería y percusión. Si bien mantiene la identidad de su personalísimo enfoque arreglístico, es claro que a partir de Bardo (2006), Cabrera escribe exclusivamente para este trío, convertido en cuarteto para Canciones propias (2010) y en quinteto para este nuevo disco.

Al parecer más preocupado que antes por reproducir en vivo el trabajo fijado en el disco, abandona una etapa anterior, en la que la instrumentación variaba y hacía amplia utilización de músicos invitados. De las escasas —y más funcionales— colaboraciones del disco, destacan las guitarras y voz de Jorge Galemire en Hijos de la abundancia, música suya a la que Cabrera puso letra.  

Viva la patria, el nuevo clásico para la colección de todo cabrereano.