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Abren esculturas monumentales al pie del Atlas

La ciudad marroquí de Marraquech acoge una novedosa e inédita atracción en el país y en todo África: un museo al aire libre con esculturas monumentales realizadas por artistas nacionales y extranjeros al pie de las montañas del Atlas.

Doce esculturas, algunas de ellas llegan a alcanzar los 14 metros de altura, lucen a cielo abierto dentro del entorno de un club de golf, pero con acceso libre, en la zona conocida como Al Maaden (“suelo mineral”).

En una superficie de 200 hectáreas se encuentra el club, diseñado por el paisajista español Fernando Caruncho, y un complejo residencial y hotelero de lujo con un estanque de agua en el que se refleja el paisaje.

La idea de crear este museo fue de una pareja de mecenas, Farida y Alami Lazraq, profesionales inmobiliarios, que tras construir hace cuatro años el complejo residencial y el golf decidieron darle una dimensión artística y cultural al lugar.

La pareja, que siempre ha coleccionado obras de arte, abrió en 2009 la Fundación Cultural Alliances que se encargó de llevar a cabo el proyecto del parque de esculturas y en el que algunos de los artistas que participan ya habían trabajado con estos mecenas.

Montaña Urbana, del argelino Yazid Oulab; El golfista, del argentino Antonio Seguí; Nómada, del canadiense Jean Brillan, o Totem, del chino Wang Keping, forman parte de las esculturas que fueron seleccionadas.

Realizar unas esculturas de estas dimensiones, con una inversión de 100.000 euros (138.000 dólares) por obra, no fue una tarea fácil.

Se contó con materiales del extranjero y otros fueron adaptados al clima de Marraquech (seco y muy caluroso en verano), mientras que profesionales de diversos ámbitos, algunos de ellos sin familiaridad alguna con el arte, participaron activamente para sacarlas adelante.

“Antes incluso de crear las maquetas se invitó a los artistas a visitar el lugar para poder inspirarse”, comentó Meriem Berrada, encargada de proyectos en la fundación, quien destaca el gran trabajo que se hizo en el ámbito técnico y de viabilidad.

Entre todas las esculturas, Berrada puso como ejemplo los esfuerzos invertidos en El golfista, del argentino Antonio Seguí, una obra de ocho metros de altura para la que se necesitó excavar cinco metros bajo tierra y levantar así los cimientos.

Otro de los aspectos importantes fue cómo levantar las obras de arte sin molestar a los jugadores de golf. “Esto condujo a muchas reflexiones y se necesitó la ayuda de arquitectos y paisajistas”, explicó Berrada.

El museo fue inaugurado en septiembre y ya se puede disfrutar de un paseo por el parque de forma gratuita, mientras la fundación ya está inmersa en otro proyecto para el año que viene en el mismo lugar.