Reconstruyen el epigenoma de animales prehistóricos
Ciencia. Los resultados serán cotejados con los de humanos.
Un equipo de investigadores reconstruyó por primera vez los epigenomas de dos homínidos primitivos y los comparó con los de los humanos modernos, un paso fundamental para entender cómo hemos evolucionado hasta lo que somos hoy.
El epigenoma son las pequeñas variaciones genéticas que, sin mutar o modificar la estructura de los genes, modulan sutilmente su actividad. El estudio comprobó que aunque los homínidos primitivos y nosotros tenemos los mismos genes, nuestro epigenoma es distinto.
Conocer bien los mecanismos que rigen estas pequeñas alteraciones es importante para el estudio de la evolución humana, ya que para unos supusieron la extinción y para nosotros el éxito evolutivo. Aunque ese éxito fue resultado de una mejor capacidad de adaptarse a un ambiente hostil, unos cambios favorables en el epigenoma pueden favorecer la adaptación del individuo a un medio difícil.
La investigación, publicada hoy en la revista Science, fue coordinada por Liran Carmel, de la Universidad de Jerusalén, y cuenta con la participación de los científicos españoles José Antonio Riancho, profesor de la Universidad de Cantabria y del Instituto de Investigación Valdecilla, y Mario Fernández Fraga, del CSIC-CNB y del Instituto de Oncología de Asturias Obra Social Cajastur de la Universidad de Oviedo.
En febrero, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania secuenciaron por primera vez el genoma completo de un neandertal, obtenido gracias al hueso de un pie de un individuo que vivió hace unos 50.000 años.
Meses antes, el mismo equipo había descrito el genoma de un denisovano, un grupo de humanos primitivos originarios de Siberia. Ahora, gracias a una técnica inédita y basada en algoritmos matemáticos, los investigadores fueron un paso más allá y reconstruyeron el “epigenoma” de ambos individuos, ofreciendo así “una visión más completa” del genoma de estas especies primitivas, señaló Fraga a EFE.
“Uno de los factores epigenéticos mejor conocidos es la ‘metilación del ADN’, un proceso que controla cuándo y cómo son activados y desactivados los genes que controlan el desarrollo de nuestro organismo y que pueden verse afectados por causas ambientales”, explicó.
Porque todas nuestras células “tienen los mismos genes, da igual que sean células nerviosas o del pelo”, pero lo que las diferencia entre sí son los mecanismos epigenéticos, los que hacen “que unos genes estén activos en unas y bloqueados en otras, y hacen que esas células tengan una función u otra”, puntualizó Riancho.