Fotógrafa, tras raíces españolas en EEUU
Proyecto. De origen español, Janire Nájera va hacia adelante, mirando atrás
Equipada con una casa rodante y una cámara, la fotógrafa Janire Nájera recorre estos días una ruta de casi 3.000 kilómetros entre Nuevo México y California en busca de las raíces españolas extendidas en el suroeste de Estados Unidos.
“Lo que he visto en Nuevo México no lo había visto en ninguna otra parte de Estados Unidos, es alucinante”, explica a EFE esta fotógrafa y periodista que vive y trabaja entre Gales y Bilbao. “La gente que te encuentras, cómo conocen su cultura, lo orgullosos que están de España, incluso hay banderas españolas por las calles y en los coches”.
Ese es el reto de su proyecto Moving Forward, Looking Back (hacia adelante, mirando atrás), que avanza literalmente esos más de 3.000 kilómetros de paisajes indómitos del suroeste de Estados Unidos y que mira metafóricamente hacia atrás para rastrear lo que queda de España en lo que fue el Nuevo Mundo.
Los descendientes de españoles se concentran especialmente en el origen y el final del viaje, en Nuevo México y California, pero el vehículo de la fotógrafa ha pasado también por Colorado, Arizona, Utah y Nevada, y no precisamente por autopistas.
Sigue la ruta llamada Old Spanish Trail (Viejo sendero español), declarada sendero nacional estadounidense en 2002 y recorrida por primera vez en 1829 cuando Nuevo México y California —entonces mexicanos— necesitaban esquivar las dificultades climáticas y topográficas para comerciar.
Hace casi dos siglos, el mercader neomexicano Antonio Armijo tardó 86 días en cruzarla con 60 hombres y 100 mulas; ahora Nájera y el fotógrafo Mat Wright dedican menos tiempo al camino y más a escuchar a quienes viven en él.
“Muchos han estado en España, han ido a visitar el pueblito de Asturias que era la casa de sus antecesores de hace 400 años”, cuenta Nájera, que recoge en un blog diario las imágenes y las historias que va conociendo durante la ruta. La de Alberto Gallegos ilustra ese afán de algunos descendientes de reconstruir sus orígenes, pues ha dedicado más de 20 años a investigar su genealogía que, efectivamente, le lleva a España.
“Considero España mi madre patria”, le dijo a Nájera, aunque le asusta poco no ser un “español puro” porque dice que, al fin y al cabo, “incluso la gente en España tiene una mezcla de nacionalidades”.
El neomexicano Faustino Herrera, un peluquero que vende sus pinturas en su barbería de Santa Fe, ha investigado menos pero demuestra sus orígenes cuando habla español. “Me han dicho que quizás yo soy vasco, que vengo de los vascos”, le cuenta a la fotógrafa española y le explica que lo ve posible porque le gustan las montañas, tiene las manos grandes y un rostro con mucho carácter.
Nájera certifica que algunos de los descendientes conservan el acento español: “No tienen acento mexicano para nada y hablan con unas palabras que es como si abrieras el libro del Quijote y empezaras a leer”. Sin embargo, las nuevas generaciones están perdiendo tanto el acento como el idioma español. “El proyecto también quiere recoger estas historias antes de que desaparezcan”, explica la fotógrafa por teléfono mientras espera que un mecánico repare su vehículo.