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Hace 25 años comenzó a caer el Telón de Acero

Fue un acto simbólico que hizo historia. Hoy se cumplen 25 años, el 27 de junio de 1989 los ministros de Exteriores de Austria, Alois Mock, y de la Hungría comunista, Gyula Horn, cortaron juntos la alambrada fronteriza que separaba los dos países.

Se abrió así el primer hueco en el temido Telón de Acero, que había dividido Europa durante más de cuatro décadas. Pocas semanas más tarde, el 19 de agosto, unos 600 ciudadanos de la entonces República Democrática Alemana (RDA) aprovecharon el llamado Pícnic Paneuropeo, organizado en la misma frontera, para escaparse hacia Occidente.

Aquella fiesta de “confraternización” entre húngaros y austríacos, incluyó la osadía de abrir la frontera durante unas tres horas, momento en el que los alemanes de la RDA se escaparon a Occidente. Mock y Horn querían señalar que había que poner fin a la división de Europa, una herencia de los tratados de paz posteriores a la II Guerra Mundial.

De todas formas, las autoridades húngaras habían informado ya meses antes que el sistema electrónico de la alambrada, que registraba los cruces ilegales, había “envejecido” desde el punto de vista moral, técnico y político.

El corte de la alambrada fue un importante antecedente para la caída del Muro de Berlín y la reunificación de Alemania. “Fue una buena agudeza política de Gyula Horn”, recuerda András Bozóki, catedrático de la Universidad Centroeuropea de Budapest y entonces integrante de la llamada Mesa Redonda Nacional, el foro donde el poder comunista y la oposición democrática negociaron la transición política de Hungría.

Varios líderes comunistas europeos, como el alemán Erich Honecker o el rumano Nicolae Ceaucescu, tacharon entonces a los húngaros de “traidores”, recuerda el politólogo. Pero el proceso ya no se pudo frenar y a finales de ese año cayó el Muro de Berlín y en Rumania la violenta Revolución Navideña derrocó a Ceaucescu.

Fue un año “fantástico” e “importante” desde el punto de vista de la Historia universal, señala Bozóki. Todo había comenzado cuando Mijaíl Gorbachov, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, anunció en 1987, para sorpresa de todos, la “perestroika” y el “glásnost”, las políticas de apertura económica y política y de transparencia.

Así, los soviéticos “soltaron la mano” de Hungría y de los otros países comunistas, con lo que comenzó la ruptura interna de la nomenclatura comunista, recuerda Bozóki. Y en Hungría, considerado el país más liberal del bloque socialista, los comunistas reformistas ganaron terreno. En 1988, un comunista reformista, Miklós Németh, dio el primer paso.