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Dos disparos precipitaron la I Guerra Mundial hace 100 años

El 27 de junio de 1914, pocas horas antes de asesinar al archiduque heredero de Austria Francisco Fernando y a su esposa, desencadenando la Primera Guerra Mundial, Gavrilo Princip y sus cómplices pasaron la tarde en los cafés de Sarajevo.

“Decidieron tener una velada ‘ordinaria’ para no llamar la atención”, explica el historiador bosnio Slobodan Soja. El nacionalista serbiobosnio de 19 años, que mataría al día siguiente con dos disparos al archiduque heredero y a su esposa Sofía, tuvo incluso una cita con una muchacha, Jelena Jezdimirovic, según el historiador.

El 28 de junio, “Sarajevo vivió una jornada ordinaria pese a la presencia del archiduque”, dice el escritor y cronista Valerian Zujo, autor de un libro sobre el atentado en la ciudad.

El heredero, que fue a supervisar las maniobras del ejército imperial en los alrededores de Sarajevo, insistió en mantener su visita a la capital de Bosnia —anexionada seis años antes por el imperio austrohúngaro— pese al clima de agitación nacionalista y los rumores de complot para asesinarlo.

Por la mañana, la pareja principesca se trasladó en un pequeño cortejo de vehículos descubiertos y con escasa protección policial a la sede de la Alcaldía, donde estaba prevista una ceremonia oficial. “Toda la ciudad estaba cubierta de banderas”, recordaba, en 1994, un testigo directo que encontró la televisión pública austriaca ORF y que era un escolar en la época. “Nosotros, los niños, estábamos en primera fila” al paso del cortejo, contó.

Éste seguía el curso del río Miljacka que atraviesa la ciudad y se paró frente al edificio de correos donde la pareja imperial iba a recibir un telegrama de sus hijos. Armados con granadas y pistolas, Gavrilo Princip y sus camaradas se mezclaron entre los curiosos a lo largo del itinerario que iba a seguir el heredero.

El miedo paralizó a tres cómplices de Princip. Después, Nedeljko Cabrinovic lanzó una granada en dirección del cortejo cerca del puente Cumurija, sobre el Miljacka. Pero Cabrinovic estaba nervioso y carecía de experiencia. El artefacto explotó justo después del paso del vehículo en el que se desplazaba la pareja imperial, explica Avdic, comisario de una exposición sobre el atentado que exhibe el museo de Sarajevo.

Cuando parecía que el plan de los nacionalistas iba a fracasar, un increíble concurso de circunstancias cambiaría el rumbo de la historia. El convoy emprendió el regreso por el mismo camino por donde había venido, provocando un atasco, lo que facilitó que se produzcan los dos disparos.