Aunque la sensualidad que se desprende de sus movimientos de cadera le han convertido en una de las estrellas más atractivas del panorama musical, el cantante Ricky Martin es consciente de que puede utilizar sus evidentes encantos físicos para algo más que para ampliar su base de admiradores, por lo que no tiene ningún reparo en sacar su lado más seductor con el objetivo de persuadir a su público de que colabore en una nueva campaña benéfica.

Para lograr sus metas, el astro de la música sorteará una de las codiciadas entradas para asistir a la final de la edición australiana de ‘La Voz’, una iniciativa a la que optarán todos aquellos que realicen una donación para la construcción de una escuela infantil auspiciada por su fundación. La oferta parece de por sí tentadora, pero el artista ha querido mejorarla sustancialmente prometiendo al ganador todo tipo de atenciones.

«Estoy tan enamorado de este proyecto, que haría cualquier cosa para que esta sea la mejor experiencia de su vida», aseguró de manera muy sugerente en un vídeo publicado en su cuenta de Twitter, para apuntar justo después: «Puedo mimarte, e incluso pintarte las uñas si quieres. O podemos contar mis tatuajes, nunca he dejado a nadie hacerlo…».

Más allá del carácter bromista y de la simpatía que exhibe en cada una de sus apariciones públicas, lo cierto es que Ricky siempre ha mostrado una sensibilidad especial en relación a los dramáticos casos de explotación o maltrato infantil que ha conocido a lo largo de los años, un sentimiento que, entre otras cosas, se debe a su faceta de padre y al amor incondicional que le une a sus mellizos Matteo y Valentino.

«Siempre he sido un hombre sensible, un hombre que llora cuando tiene que hacerlo. De donde yo vengo, hay gente que todavía piensa que los chicos no deben sentir, que no pueden mostrar vulnerabilidad, pero yo no puedo ser así. He conocido niños y niñas que han sido obligados a ejercer la prostitución en mi país, que han compartido conmigo sus pesadillas y sus traumas. Eso me hace llorar de rabia y de indignación, sobre todo desde que me convertí en padre», confesaba recientemente al diario Irish Independent.