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La caída de la colonia, en ojos de vampiros

Actriz, directora y productora estadounidense, Amy Hesketh lanzará en septiembre Olalla, filme de época y de art terror ambientado en Bolivia. La colonia y los vampiros se fusionan en la historia que se estrenará en septiembre. 

“La idea de vampiros en Bolivia se presta a ser una alegoría de la decadencia del colonialismo, de cuánto se ha bebido de este país. Por el lado de la fantasía, los paisajes, las costumbres, pueden ser a veces algo siniestras y góticas… el lugar perfecto para vampiros, ¿no?”, comenta la cineasta nacida en Mainer y que radica desde hace nueve años en La Paz.

Portales especializados en cine —como www.planetetheria.com— la destacan en la lista de las directoras de horror. “No todas mis películas son del género, quizás la mayoría, hasta cierto punto. Me atrae la oscuridad en el cine, en la psique humana, y esto se expresa mejor a través del horror, ya sea en literatura o cine. Hago arte-horror; mis películas son complejas y góticas”, señala la realizadora.

En su carrera lleva películas tan premiadas como criticadas —Sirwiñakuy, Dead but dreaming y Le Marquis de la Croix— filmadas todas en este territorio. “Bolivia es un país increíblemente hermoso, las locaciones son espectaculares y diversas. Hay grandes talentos en actuación, fotografía, creatividad, imaginación… También me inspira el vivir aquí. Las desventajas son los bloqueos ocasionales, la informalidad, pero no es constante y uno aprende a vivir con ello”, agrega la también actriz.

Sangre y sexo —en unión o en conflicto— son habituales en la filmografía de Hesketh. “Nuestro ser primitivo, el que existe en todos nosotros, se rige por instinto, por un comportamiento innato. La sangre puede ser al mismo tiempo la manifestación de la fertilidad, en su forma de menstruación; o la muerte, por desangramiento. Procreación (sexo), miedo (a la muerte, a depredadores) y hambre, son cosas que nos mueven en nuestra vida diaria. Estas fuerzas básicas nos unen, nos obsesionan y excitan”.

Olalla, cinta que se estrenará en septiembre, se basa en el libro homónimo del novelista escocés Robert Louis Stevenson. “Lo leí cuando era una niña, se me quedó dentro todos estos años: su sensibilidad gótica, sus temas oscuros de putrefacción, decadencia, incesto y sangre son insidiosos y aterradores. Tenía que llevarlos a la pantalla grande”.

¿Por qué un filme sobre vampiros? “Son una expresión de nuestro lado obscuro y nuestra añoranza por la inmortalidad. Se alimentan de la gente, la matan, se la comen, están obsesionados con la sangre y la muerte, mientras que, por otro lado, están libres de enfermedades, sus debilidades son diferentes. Su psicología inherente me fascina”.