Vadik Barrón
Entrevista. El cantautor y escritor orureño ganó el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2013. Radica actualmente en Berlín y habló con sobre su obra. Además, dedica un poema a la ciudad
— Fugarse, huir, emigrar, dislocarse, desaparecer… ¿Cómo influye la vida de migrante en su obra?
— Todas esas ideas recorren el disco como búsquedas, como inquietudes, como lugares desde los cuales se mira el mundo y permiten, como dice Eliseo Diego, “nombrar las cosas”, las relaciones, la historia, alimentando ese acto con mis lecturas y escuchas. Salir, viajar, perderse por un momento en el anonimato, en un idioma ignoto, desaparecer, te hace entender que el mundo es a la vez enorme y chiquito, que no hay verdades absolutas, ni líneas rectas en la historia de las gentes y sus relaciones, y que todo está interconectado, de ahí las citas a escritores y músicos que envuelven el texto. Berlín es mi casa ahora, pero también lo son Oruro, La Paz. Te pierdes y te encuentras todo el tiempo, tal vez de eso se trata migrar.
— Poesía y música están en estrecha relación en su trabajo y hasta en el concepto del poemario, ¿cuándo pasa un poema la frontera de la canción?
— Ahora vivimos precisamente un momento en que se privilegia el intertexto y la interdisciplinariedad, en que se diluyen las fronteras y sobre todo, en que los artistas no se sienten limitados por una especialidad o un lenguaje, y eso enriquece mucho las obras. En mi caso yo empecé a escribir poesía antes de canciones, pero la música es algo muy emocional y fuerte que me ayudó a expresarme de una manera más inmediata. Intento que ambas convivan en lo que hago, y a estas alturas también es parte del trabajo reconocer los textos para ser leídos y los textos para ser cantados.
— ¿Se podrá escuchar algún poema del libro en una canción?
— No lo creo. Me gustan como están.
— ¿Hay opciones de publicación en Alemania?
— Acá la poesía en español se publica generalmente en pequeñas editoriales autogestionadas y alternativas, hay mucha edición de autor y distribución digital. Los autores reconocidos por lo general son traducidos. La industria editorial alemana es enorme y próspera, pero la verdad no estoy demasiado inmerso en ello. Lo que estoy intentando pronto es traducir al alemán y al inglés mi poesía.
—¿Qué representa para usted ganar este premio?
— Personalmente es pues una alegría, ¿no? y un estímulo a mi trabajo. Pero hay que tomarlo con calma y gratitud. Aquí se premia a un libro y no a un poeta, así como hay grandes poetas que obtuvieron este premio, también están grandes poetas que nunca ganaron este premio ni se presentaron a él.
— ¿Cuándo regresa a Bolivia?
— El plan es volver en 2015 a Bolivia y ya dejarme de joder. Pero quién sabe.
La Paz
Jugamos a cara o cruz
entre tus aguas
–fluye mugre río arriba–,
dormimos amparados por el frágil velo
de los inmunes, de los impunes,
merodeando el espejo
impuntuales, insondables.
en las alturas
te funden y refundan cada día
con colores, dioses e incendios,
maquillándote los años
(es precisa la renovación constante
de tu repertorio de supersticiones).
la ciudad por la ventana
baila, vibrante como nunca:
La Paz jeroglífico insolente,
La Paz que no duerme ni deja dormir.
La Paz, qué fácil emborracharse
entre tanta disonancia.
La Paz, un divertido sepulturero
con sombrero de cholita,
un cuenco de luciérnagas
en el infinito.
poeta y músico
Perfil
Vadik Barrón nació en Moscú, Rusia, en 1976. Creció en Oruro, Bolivia, donde se formó. En 1999 se mudó a La Paz, donde desarrolló su carrera.
Obras
Cuaderno Rojo (2002), iPoem, (2008), Rocanrol y canciones del futuro (2011, mención en el Yolanda Bedregal), Minoría absoluta y Espejos sonoros (2014).
Poemario
El libro premiado con el Yolanda Bedregal 2013, El arte de la fuga, tiene tres partes: Nuevo mundo (12 polas), Inmigrantes (9) y El arte de la fuga (14).