Zola Jesus, la voz del pop oscuro
Nika Roza Danilova, rusa estadounidense nacida en Phoenix, Arizona, tiene 25 años y lleva el nombre artístico de Zola Jesus, inspirada en el escritor francés Émile Zola y en Jesucristo. Activa desde hace cinco años, editados dos álbumes de estudio, tres EP y un disco de versiones.
Nika Roza Danilova, rusa estadounidense nacida en Phoenix, Arizona, tiene 25 años y lleva el nombre artístico de Zola Jesus, inspirada en el escritor francés Émile Zola y en Jesucristo. Activa desde hace cinco años, editados dos álbumes de estudio, tres EP y un disco de versiones.
Respetada en la movida indie y una de las voces representantes del nuevo pop oscuro, tuvo su momento de fama en 2011 al participar en el disco Hurry Up, We’re Dreaming de los franceses M83. Su colaboración en la canción Intro de ese trabajo nominado al Grammy le abriría nuevas puertas, siendo convocada por los ingleses Orbital y el estadounidense Prefuse 73 para grabar voces.
Inclinada por la ópera desde muy temprana edad, Danilova estudió canto por diez años, antes de descubrir la música rock e interesarse por registrar su arte, con grabaciones caseras que incluían teclados, baterías programadas y voces. Su disco debut, The Spoils, fue grabado en su departamento en Madison, Wisconsin, mientras estudiaba en la universidad, en 2009, y el sonido lo-fi fue criticado hasta por sus propios padres.
Un par de EP le seguirían antes del lanzamiento de su segundo larga duración. Titulado Conatus, el trabajo que presentaba un pop grandisonante, llevó a la cantante a ser comparada con Lady Gaga, pero con un mejor trabajo vocal; mientras que algunos la pusieron más cerca de Tori Amos, Patti Smith o Stevie Nicks. El disco aparecería, tímidamente, en los puestos bajos del Billboard 200, y pasaría algunas semanas en listas británicas y francesas.
Con un estilo que fluye entre el house, el pop, el rock, el ambient, el industrial y el noise, Zola Jesus hace referencia a temáticas filosóficas en sus letras, inspirada en autores como Nietzsche, Schopenhauer y Dostoevsky, a la vez que observa a sus álbumes como un todo, en lugar de canciones sueltas. “En la ópera, hay arias, interludios y demás que se complementan para crear un estado de ánimo y una historia. Cantar ópera me ha vuelto autocrítica y analítica; soy tremendamente perfeccionista debido a mis estudios”, señala la estadounidense.