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Indígenas expulsan de su territorio a judíos

Amontonados en un vetusto edificio de Ciudad de Guatemala, unos 230 judíos ultraortodoxos buscan dónde asentarse tras ser expulsados de un pueblo indígena en medio de un fuerte choque cultural y religioso.

“Continuaremos en Guatemala porque la semilla es fértil y tiene que germinar”, dijo a la AFP el rabino Uriel Goldman en la recepción del inmueble, donde se acumulan dos camas, una bolsa de ropa sucia y una vieja lavadora.

La abrupta salida el 25 de agosto de San Juan La Laguna, al oeste de la capital, en la ribera del turístico lago Atitlán, obligó a esas 30 familias a instalarse en el edificio de seis niveles.

“Es un edificio incómodo, en especial para niños y mujeres porque fue diseñado para oficinas, no para vivir”, se lamentó Goldman, un hombre alto y robusto con barba larga, vestido de traje negro y camisa blanca.

El líder espiritual dice que estarán unos seis meses en el lugar. “Vamos a buscar un lugar donde podamos construir las casas de la comunidad”, afirmó en perfecto español Goldamn, quien nació en Israel, pero se nacionalizó estadounidense.

Para los indígenas, los judíos les resultaron muy extraños.  Visten de negro, las mujeres usan velo y los hombres llevan barba y largos bucles en las patillas. Son austeros y tienen familias con muchos hijos.

Goldman asegura que no sienten “odio o rencor” contra el consejo indígena de ancianos de San Juan La Laguna y las autoridades municipales que promovieron su salida forzada, pero asegura que no volverán a ese pueblo que los acogió y después los expulsó.

Los líderes indígenas acusaron a los judíos de no respetar su cultura y costumbres, de que no respondían al saludo de los vecinos, no creen en Jesús y la Virgen María, se bañaban desnudos en el Atitlán y ahuyentaban el turismo.