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El tsunami de la tecnología acabará con las diferencias geográficas

El avance de la tecnología, la hiperconectividad y la participación de 7.000 millones de ciudadanos de países emergentes generarán un cambio radical en el mundo en pocos años, convirtiéndolo en un buen lugar donde competir y cooperar.

Esa es, al menos, la opinión del autor de El mundo que viene (Ed. Gestión 2000), Juan Martínez-Barea, ingeniero industrial, máster en dirección de empresas por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y embajador para España de la Singularity University, la iniciativa educativa creada por Google,  la agencia espacial estadounidense, la NASA y tecnólogos de Silicon Valley.

Martínez-Barea considera que el mundo afronta un “gran tsunami” que ya se está empezando a percibir debido a la combinación de tres “megatendencias”: la aceleración de la tecnología y su impacto en todos los ámbitos de la vida, la hiperconectividad —ya hay 2.900 millones de personas conectadas a la plataforma global que es internet y la cifra será de 7.000 en 2020—, así como el ascenso de los países emergentes y, por extensión, del poder en manos de 7.000 millones de ciudadanos.

Igualdad. Esa confluencia generará un “cambio radical” en todas las sociedades que se gestará a través de áreas innovadoras como la biotecnología, la robótica, la inteligencia artificial y la nanorobótica, algunas de las áreas de innovación tecnológica que en muy poco tiempo van a cambiar radicalmente el mundo.

Optimista convencido, Martínez-Barea escribió El mundo que viene como una llamada a la acción y como defensa de que la revolución tecnológica va a llenar el planeta de todo tipo de oportunidades que cualquier individuo, con independencia de su origen, puede aprovechar.

“Este mundo futuro, cada vez más, nos independiza de la geografía, cada vez es menos importante el lugar donde vive o ha nacido alguien. Conoceremos una vida tan hiperconectada que, con las armas de la tecnología, permitirá que una persona esté donde esté y viva donde viva pueda competir con los mejores del mundo”, sostiene.

Eso sí, el experto matiza que en ese escenario de meritocracia la competencia no da cuartel y requiere a todos esfuerzo y aprendizaje continuos. Martínez-Barea cree firmemente que “cada niño nace con una estrella interior”, y que será más sencillo que nunca sacarla en este futuro que nos espera: “pero para ello hay que tener esa actitud de estar continuamente mejorando y superándose”.