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El Philae rebotó en el cometa y quedó atrapado en un desnivel

El módulo de exploración Philae rebotó dos veces en la superficie del cometa antes de caer en un escarpado desnivel con escasa luz solar, lo cual dificulta sus operaciones, indicó ayer la Agencia Espacial Europea (ESA).  Sin embargo, Philae quedó posado sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, funciona correctamente y envía información sobre el cuerpo celeste, precisaron los responsables espaciales europeos.  

Desde el 6 de agosto y tras más de diez años de viaje interplanetario de 6.500 millones de kilómetros, la sonda no tripulada europea Rosetta se desplaza junto al cometa, a escasas decenas de kilómetros, escoltándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol.  El miércoles, Rosetta envió su módulo de exploración Philae a escrutar la superficie del cometa, hito sin precedentes en la historia de la conquista espacial.

Pero no todo salió como se esperaba: el robot rebotó en el cuerpo celeste y cayó lejos del lugar previsto. El sistema de anclaje, consistente en dos arpones fijados en las patas, al parecer no funcionó. Se temía una superficie demasiado blanda: el cometa resultó ser en cambio muy duro, actuando “como un trampolín”, explicaron los científicos de la ESA.   “Quedamos a la sombra de un acantilado”, expuso a la prensa el astrofísico Jean Pierre Bibring.

Esa posición presenta el inconveniente de tener escasa exposición a la luz solar, vital para que Philae sobreviva gracias a sus paneles solares más allá de las 60 horas de su batería primaria. “Tenemos apenas 1,5 horas de luz solar en vez de las 6 o 7 horas previstas”, precisó desde Colonia (Alemania) Koen Geurts, otro de los responsables de vuelo. “No es la situación que buscábamos”, admitió Geurts.

En esas circunstancias y a pesar de que todo parece operar correctamente en el robot, los expertos decidieron postergar algunas de sus operaciones de observación científica, como la perforación del suelo destinada a analizar las entrañas del cometa.

Repleto de instrumentos de exploración, Philae carece de sistema de desplazamiento autónomo, tiene el tamaño aproximado de una heladera y pesa unos 100 kilos: no puede moverse del lugar donde cayó. La buena noticia es que, probablemente gracias a la escasa gravedad que genera el cometa, todos sus aparatos sobrevivieron a los tres impactos.

   Philae dispone de seis cámaras y tomó fotos en distintas direcciones, pero los científicos no recibieron las vistas panorámicas que esperaban del cometa. En una de ellas se ve el cielo, en otra el suelo, en otra una especie de acantilado. Mientras tanto, a varias decenas de kilómetros de distancia, la sonda Rosetta sigue orbitando en torno al cometa y tomando fotografías del cuerpo celeste que hospeda a su robot.