Eva, la osa «triste» uruguaya para la que piden libertad
Un pequeño parque y un dormitorio son el hogar de Eva que hasta hace dos años estaba acompañada por su madre.
A sus 17 años y acostumbrada a los «flashes» desde que nació, Eva, una osa parda de casi 400 kilos, ha traspasado las fronteras del zoológico uruguayo donde vive para convertirse en el centro de una movilización de ciudadanos que pide su libertad: «Está triste» y sufriendo «un estrés terrible», dicen.
«No tiene ningún contacto con otro ser vivo. El único contacto son los humanos que pasan y le dan un vistazo», explica a Efe María Cavallo, una de las integrantes del movimiento «Liberen a Eva», creado para conseguir que el animal pase del cautiverio en las instalaciones de Salto (norte de Uruguay) a un estado de libertad controlada en un santuario natural de Estados Unidos.
Estos ciudadanos mantienen la lucha activa en una página de la red social Facebook, con más de mil adhesiones, y llevan unas 3.500 firmas recogidas para conseguir que la Intendencia departamental, de la que depende el zoo, opte por liberar a la osa.
Un pequeño parque y un dormitorio, unidos por una pasarela de madera, son el hogar de Eva, que hasta hace dos años estaba acompañada por su madre, quien murió con poco más de cuatro décadas de vida.
Es por ello que, aunque «ha estado triste toda la vida», desde que falta su madre se ha agudizado su situación en «el cautiverio y la soledad», asegura Cavallo, convencida de que las condiciones higiénicas y ambientales del centro no son las adecuadas pues Eva solo se mueve en «dos metros lineales» caminando unos pasos «hacia un lado y hacia el otro».
El director del zoológico, Carlos Martínez, consideró que tanto desde el punto de vista sanitario como nutricional la osa «está bien y adaptada al lugar donde nació» y explicó que el recinto donde vive es «lo más parecido a su hábitat natural».
La osa protagonista de la reivindicación no ha tenido descendencia, puesto que el cautiverio dificulta su reproducción, agrega el responsable del centro, quien insiste en que «no es real» el estado de tristeza en el animal «ni mucho menos» que se esté muriendo.
«La gente me pregunta: ¿si la van a liberar cómo va a vivir?», afirma Cavallo, para hacer hincapié en que el objetivo es trasladarla a un santuario monitoreado por gente especializada.
El próximo día 5 expondrán sus inquietudes en un encuentro con el intendente interino de Salto, Manuel Barreiro, quien sustituye a Germán Coutinho, desde finales de enero centrado en su candidatura a la reelección en los comicios regionales uruguayos, que se celebrarán el 10 de mayo.
Para Martínez, este movimiento ciudadano es una maniobra política.
«Hace 17 años que la osa está acá y, a tres meses de la elección, les entró el desespero. Es más que sospechoso», consideró el responsable del zoológico.
Al respecto, Cavallo niega cualquier vínculo electoral de la iniciativa y asegura que la plataforma, que nació en Salto como un «movimiento espontáneo» y que está integrada por una decena de personas, cuenta con multitud de adhesiones en todo el país.
«Ella no va a ser liberada para cazar por sus propios medios.
Tiene que ser ayudada, lleva tiempo, pero por lo menos que conozca la libertad», matizó Cavallo.
Sin embargo, por el momento la dirección del centro no se plantea llevar a cabo esta operación.
«En estos momentos consideramos que no hay urgencia desde el punto de vista de salud. Ella está bien y no es real la alarma que quieren ocasionar», añade Martínez.
Este zoológico nunca ha llevado a cabo una operación de liberación de este tipo, aunque sí otros del país.
«Nació acá y se ambientó acá. Sería toda una travesía y un riesgo para el animal. Hemos consultado con zoólogos capacitados y reconocidos a nivel internacional y nos han recomendado que siga viviendo en el hábitat donde nació y se adaptó», dijo su responsable.
Pero hasta que Eva no esté en el aeropuerto «camino del santuario, el que corresponda», y con las personas «especializadas», los impulsores de la iniciativa aseguran que no van a dar por terminada su lucha.