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‘Inside out’: Arriesgar ‘Intensa-mente’

El gran mérito de las películas de Pixar en general, de la mano de John Lasseter y Pete Docter, tiene que ver con el hecho de no subestimar a uno de los públicos más menospreciados por toda la industria Hollywodense: los niños. En su ya larga trayectoria, Lasseter y Docter propusieron verdaderas obras maestras dirigidas al grupo infantil y al no tanto, realizando filmes de gran ambición conceptual y estética, asumiendo de esa manera una línea autoral bastante definida.

Inside out (Intensa-mente), la nueva película, dialoga con filmes como Up o Toy Story 3. Cada una de ellas es la puesta en escena de una etapa de la vida que implica una crisis: la vejez, el abandono de la casa materna (y con ella la infancia) y los primeros atisbos de la adolescencia de una niña de 11 años en Inside out. De ahí que se tratan de cintas de gran profundidad psicológica, en donde los sentimientos de alegría por los nuevos retos, por las vivencias felices pasadas, se confunden con la nostalgia y con ella la tristeza que implica todo fin y comienzo de una etapa. Este choque de sentimientos se hace muy patente, por ejemplo, en la primera secuencia de Up, verdadera oda al amor y a la vida. O en la escena de Toy Story 3 en la que los juguetes quedan atrapados en una incineradora, ante la muerte inminente, los personajes se agarran las manos para esperar un final que en ese entonces parece inevitable y que hace evidente a la vez todo el peso de un feliz pasado conjunto y la angustia por su fin.

En Inside Out, Pete Docter sigue esta línea al adentrarse en la cabeza de una niña de 11 años para ver qué sucede en su interior, dando vida a cada uno de los sentimientos que determinan las acciones de la infante. Así, Furia, Desagrado, Temor, Alegría y Tristeza intentan ponerse de acuerdo para llevar la vida de la niña de la mejor forma posible, aunque no todas sus decisiones van a ser siempre las correctas. Por lo dicho en el párrafo anterior, se hace claro que los protagonistas de esta historia deben ser Alegría y Tristeza. Sin entenderse del todo, muchas veces oponiéndose y perjudicándose mutuamente, los personajes van a emprender juntos un complejo viaje por los interiores más profundos de la psiquis de la niña.

El film, a su manera, relata un viaje de iniciación y de conocimiento de sí, marcado por las paradojas propias de la memoria y del inexorable paso del tiempo.

Así pues, Alegría y Tristeza van a ser espectadoras del olvido de los recuerdos que otrora parecían esenciales o del cambio de cualidad de las vivencias: lo que antes aparecía con el signo de la felicidad, va a ser marcada también con el signo de la tristeza.

En este sentido, la película entera se alinea con el gesto de la primera secuencia de Up, en cuanto ambos plantean un particular discurso sobre el tiempo.

Es por eso que, aunque en una primera instancia lo aparente, la cinta no es la simple reproducción de un manual de autoayuda que proponga un equilibrio y aceptación de todos los sentimientos que hacen parte de uno mismo. Inside Out escapa de todo tipo de esquematismo, haciendo patente la naturaleza siempre ambigua de las vivencias que marcan a un ser humano común y corriente.

El envejecer, el cambiar de vida, el crecer son los temas que desarrollan desde diferentes aristas los filmes de Pixar. La productora toma enormes riesgos en el seno de una industria que tiende hacia la repetición de lo mismo, demostrando que si hay alguna fórmula para el éxito de una película, no puede ser otra que la de no subestimar al espectador, sin importar su edad.