En África, cada rincón de un pueblo usa el nombre de Obama
Historia. Es la tierra que vio nacer al padre del actual Presidente estadounidense
Nyang’oma Kogelo es un pequeño pueblo de dos medias calles y una carretera que dispersa las viviendas por el bosque. En una de esas casas nació el padre de Barack Obama, cuyo nombre bautiza cada rincón de la aldea y en algunos casos la corrompe.
A Kogelo, como el mundo lo conoce, o al “pueblo de Obama”, como todo el mundo lo llama, se llega por una ruta paralela al lago Victoria desde la que se intuye Uganda. La ruta firme y el suministro eléctrico constituyen, por consenso de sus habitantes, el mayor regalo que les ha brindado el apellido presidencial.
La mayoría, es decir, todos menos la abuela, un hermanastro y un primo que permanecen y mandan en el pueblo, mantiene sus ocupaciones ordinarias y da escasa vida a la carnicería, la peluquería, el colmado surtidor de gasolina y los tres puestos callejeros de muebles que completan su oferta comercial.
Si no fuera porque allí nació el padre del actual Presidente de EEUU —que el sábado visita Nairobi—, poco habría que destacar sobre este lugar. Pero el poderoso apellido lo transformó todo, al menos en su sentido nominativo.
La historia comienza con Barack Hussein Obama, quien vivió 24 años en este pueblo antes de marcharse a Hawai para cursar estudios universitarios, dejando atrás a una primera esposa y dos hijos. En 1960 se casó con Ann Dunham, con quien tuvo un hijo al que llamó como él. En 1964 abandonó a su familia estadounidense para regresar a Kenia, donde se casó por tercera vez, tuvo otros dos hijos y murió a los 46 años.
Quizá los habitantes de Kogelo nunca habrían oído hablar de Barack Obama Junior de no ser por el anhelo que tuvo de reconciliarse con su pasado y el viaje que emprendió para lograrlo. Llegó por primera vez en 1988 y, entre otros, encontró a su abuela Sarah, a su hermanastro Malik y a uno de sus primos, Nicholas, aún protagonistas de esta historia.
También visitó las tumbas de su progenitor y de su abuelo, culminando una experiencia que plasmó en los capítulos finales de su libro Dreams from my father (Sueños de mi padre). Regresó en 2006, ya convertido en senador por el estado de Illinois, y el pueblo entero le veneró.
Ahora, un colegio de primaria, un centro de secundaria, una fundación, una calle, un restaurante, una casa de huéspedes, un hotel, dos niños y dos tumbas comparten su nombre y su apellido. El más llamativo es el hotel, la única construcción de más de una planta que hay en el pueblo. En su entrada hay una escultura inacabada en la que Barack Obama saluda a otra persona.