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Un casino es el templo de excesos en Laos

Son las 09.00, y frente al crupier algunos jugadores se han quedado dormidos con un fajo de billetes en la mano. Cada día cientos de jugadores chinos, privados de apuestas en su país, acuden a un casino abierto en un templo de todos los excesos.

Recientemente construida a orillas del Mekong, la zona de Ton Pheung está situada en pleno Triángulo de Oro, en el norte de Laos, pequeño país comunista, ubicado entre China y Tailandia, donde los casinos están prohibidos.

El resultado es un verdadero mercado del casino fronterizo, de Camboya hasta Laos, que se expande y le hace competencia a Macao, el destino fetiche por excelencia de los jugadores chinos.

En Laos, el casino Kings Romans, cubierto por una inmensa corona dorada, rompe con las colinas que reverdecen las cercanías. La influencia china es evidente: se paga de preferencia en yuanes, los paneles están en mandarín y los empleados son birmanos o chinos.

Unos industriales chinos obtuvieron la concesión en 2007 por 99 años, y construyeron alrededor del casino un complejo recreativo. Los turistas chinos vienen en autobuses llenos a satisfacer su adicción al juego en este casino abierto las 24 horas.

En el corazón de esta zona conocida por el narcotráfico, especialmente metanfetamina, el casino ha sido regularmente acusado de ser una máquina de lavado de dinero. El juego no es el único atractivo del lugar para los turistas chinos. En una de las discotecas de Ton Pheung, una empleada china explica, bajo anonimato, que “en las salas privadas están hombres y llaman a chicas”.

El lugar tiene fama de estar ligado con la prostitución, como todas las otras ciudades de casinos. Hay un gran número de salones de masajes que proponen relaciones sexuales y los hoteles distribuyen folletos para llamar a escort girls (chicas de compañía).

Los jugadores chinos pueden también degustar patas de oso o carne de tigre en el menú de ciertos restaurantes. En la zona se podían adquirir libremente huesos y sangre de tigre hasta que una investigación de la ONG Environmental Investigation Agency (EIA) denunció a Ton Pheung como una “ciudad del pecado” alejada de la ley.