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Se ignora aporte económico de la cultura al país

Para el secretario de Culturas de La Paz, Andrés Zaratti, las autoridades bolivianas sufren de “un tipo de ceguera que nos impide ver el aporte económico de las actividades culturales”, pues no existe un sistema que permita cuantificar este movimiento. 

“Lo que tenemos son estimados con base en datos parciales, como la audiencia en los teatros o la venta de boletos para algunos de los museos municipales, lo que no sirve para hacer una verdadera evaluación”, agregó Zaratti. La evaluación es esencial para la elaboración de políticas que conciernen al sector, dice el director de Cultura de la Gobernación de La Paz, Vladimir Nelson Loza.

La autoridad departamental considera que esta falta de información es una de las principales causas por las que las diferentes instituciones gubernamentales (estatales, departamentales y municipales) asignen, en promedio, solo el 1% de su Plan Operativo Anual (POA) a la cultura.

La Razón solicitó información al Ministerio de Culturas, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta. Sin embargo, el ministro Marko Machicao ya informó en junio que se buscará “información estadística que permita cuantificar el aporte de las artes y la cultura en la economía nacional”, durante la presentación del proyecto Espaciario. 

“¿Cómo podemos asignar más dinero si no tenemos idea de cuánto dinero se mueve, cuánto se necesita invertir?”, se pregunta Loza. “Y no ayuda que de los 87 municipios de La Paz, solo 33 tengan Secretaría de Culturas”.

Hay algunas aproximaciones. La Gobernación calcula que en entradas folklóricas se invierten en el departamento al menos $us 150 millones. Sin embargo, Loza advierte que es un estimado ya que “no se han hecho estudios”.

Por ello, uno de los objetivos de las Jornadas Culturales Departamentales de La Paz es crear un sistema que establezca el aporte de las actividades culturales y artísticas a la economía. Zaratti adelantó que la Alcaldía contempla la realización de un proyecto similar, aunque a largo plazo.

Es que una de las razones para la ausencia de información es la dificultad en recolectar los datos. Los gestores Enrique Claros y Horacio Rasguido explicaron que uno de los problemas radica en la misma naturaleza aleatoria de muchas de las actividades. “Es muy variable, depende de artistas, géneros y espacios. No es lo mismo hacer un concierto de rock que uno de guitarra. Las inversiones son distintas, como el público y precios”, explicó Claros.

Rasguido agrega que “es aleatoria la respuesta de la audiencia y de instituciones: hay las que pagan a tiempo y otras que no”. Otro obstáculo para la cuantificación es la presencia de trabajadores informales, como artesanos y vendedores de productos varios en las entradas folklóricas.

“No tenemos mecanismos de control para los informales o los artesanos y eso sin hablar del movimiento dentro de las mismas agrupaciones”, reconoció Zaratti. La falta de información también impide determinar cuál es la actividad más rentable. Rasguido considera que son los conciertos. Para Claros, todo indica que es el cine, aunque cree que es la música la que tiene más movimiento.

Loza coincidió con Zaratti al demandar un cambio de actitud respecto al aporte de la cultura. “Es una industria sin chimeneas muy rentable que puede dar mucho a las finanzas nacionales. Por ejemplo en México es el arte uno de los principales sostenes de la economía”, comentó.