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Teoponte reinaugura su pista y roba sonrisas

Después de tres décadas y media, los habitantes de Teoponte escuchan con atención el sonido de dos avionetas. La pista de aterrizaje fue rehabilitada para que dos paracaidistas viajen del cielo a la tierra robando sonrisas a los niños necesitados de la región.  

Durante semanas, la Alcaldía de Teoponte (municipio en el norte de La Paz, en la provincia paceña de Larecaja) organizó el evento que tuvo en vilo a la comarca entre el martes y el viernes. Desde el domingo se puso nuevamente en condiciones operativas la pista de aterrizaje. El esfuerzo dio sus frutos el martes, cuando llegaron pilotos y paracaidistas a la zona.

El director de la Unidad de Turismo de Teoponte, Beymar Oliver, explicó que el lanzamiento fue una idea conjunta del alcalde Eddy Mejía y Felipe Kittelson, quien pertenece a una sociedad bíblica. El viaje de las avionetas y los saltos de los paracaidistas estuvieron bajo el mando de los expertos estadounidenses Chad Staerkel y Ryan Clair, mientras que el combustible fue donado por la ONG Mano a Mano, de Cochabamba.

La idea fue sencilla, según Oliver, pues se trataba de robar sonrisas a quienes quedaron huérfanos y a aquéllos con capacidades diferentes. Además, 26 menores llegaron de la ciudad de La Paz para compartir esta aventura.

“Queríamos que los niños sientan la presencia de Dios casi tocando el cielo. Pero no solo fue eso, también hubo vuelos de paseo para niños del municipio y saltos para personas que se animaron a treparse a las avionetas”.  Al comienzo reinó el nerviosismo. Las avionetas en la región no son algo común y lanzarse del cielo sonaba a una misión peligrosa. Por eso, el primer poblador que se subió a una avioneta fue Oliver.

“Fue increíble”, contó a La Razón tras su aterrizaje. Desde el cielo él pudo ver Teoponte, la tierra que fue escenario de una revuelta guerrillera en los años 70.

Al ver la alegría de Oliver, los menores decidieron lanzarse.  Hubo 9 viajes y 18 niños se animaron a saltar, asistidos por los expertos estadounidenses. Las avionetas viajaron una decena de veces y llevaron a aproximadamente 60 comunarios para surcar el cielo teoponteño. Todos quedaron contentos con aquel viaje de alegría.