Un grupo de presos es nominado a los Grammy
Malaui. La banda de música es liderada por un homicida
El cantante es un asesino, el bajista un antiguo ladrón y junto a otros presidiarios forman Zomba Prison Project, una banda muy particular de una cárcel de Malaui que ha logrado por sorpresa una nominación para los Grammy.
“Todavía no nos lo creemos. No pensábamos que un grupo de prisioneros pudiera ser nominado” a estos premios musicales estadounidenses, explica el bajista Stefano Nyerenda, de 34 años, que cumple una pena de 10 años por robo.
El cantante, Elias Chimenya, fue condenado por asesinato y las letras las escribe Thomas Binamo, un guardián de la prisión. Su primer álbum I Have No Everything Here (Aquí no lo tengo todo) salió en enero de 2015 y es nominado como mejor disco del año en la categoría World Music.
“Cuando oí la noticia pensé ‘¿Pero qué es un Grammy?’”, recuerda el responsable de prisiones en Malaui, Little Dinizulu Mtengano. Luego corrió hacia la prisión de alta seguridad de Zomba, para anunciar la noticia a los reos. Los miembros del grupo estaban sorprendidos pero algunos sí sabían lo que son los Grammys. “Estoy muy contento, es bueno para el ánimo de los prisioneros”, explica Dinizulu Mtengan.
El impulsor del proyecto es el productor estadounidense Ian Brennan. En 2013 pasó dos semanas en esta prisión, trabajó con 60 detenidos y guardianes y seleccionó a 16 músicos para el álbum. El resultado es un disco con 20 temas, la mayoría en chichewa, una lengua local, que fueron grabados dentro de la prisión en un estudio improvisado situado al lado de una ruidosa carpintería.
Algunos de los temas se inspiran en la propia vida de los prisioneros, con títulos como I Kill No More (Ya no mato) o Prison of Sinners (Prisión de pecadores). “La música me ayuda a relajarme y a aceptar la situación”, asegura Elias Chimenya, de 46 años, autor e intérprete de la balada Jealous Neighbour (Vecino celoso).
“Espero no morir en prisión”, dice este prisionero, condenado a cadena perpetua por un asesinato que cometió en 1980. “Me gustaría salir y empezar una carrera musical”, asegura desde esta prisión en mal estado, donde malviven 4.000 detenidos a pesar de que en teoría solo tiene capacidad para 300.