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‘Tanta agua’: La lluvia se la lleva adentro

Alberto, un padre divorciado, se apresta a recoger a sus hijos Lucía y Federico para ir de vacaciones a un balneario en la costa oriental de Uruguay. Las vacaciones no son como fueron previstas. En todo el viaje una intensa lluvia cae. Un tanto frustrados, los tres personajes van a tratar de encontrar la forma de pasar el tiempo, para evitar caer en el encierro forzado por la lluvia sempiterna.  Esa es la premisa básica del filme uruguayo Tanta agua, ópera prima de las cineastas Ana Guevara y Leticia Jorge.

Mientras el agua cae, en tanto las vacaciones parecen arruinarse, mientras los hijos se reúnen de manera (suponemos) ocasional con su padre, algo en los personajes parece cambiar. Se plantea pues una situación incómoda, en donde los personajes, presos del encierro, conociéndose apenas pero obligados a hacerlo por la íntima relación filial, deben habitar juntos. El paradisíaco espacio en donde se emplaza la cámara da pues cuenta de su aspecto más feo: la oscuridad y los roces entre los personajes van a marcar el tono de la película. Con paciencia, la cámara de Guevara y Jorge va a dar cuentas de estas relaciones conflictivas, del paso del tiempo, del paso de la lluvia que transcurre silenciosamente y, al mismo tiempo, va de a poco mostrando sus efectos. Es que, parafraseando a Heráclito, la lluvia es la misma y otra al mismo tiempo.

Entre los torpes ensayos de Alberto por acercarse a sus hijos, entre el forzado paso del tiempo que la atmósfera impone, se comienza a dibujar a un personaje que resalta en el trío de incómodos turistas: Lucía, ella es la hija adolescente, ingenuamente rebelde, perdida en un espacio de por sí incómodo. De a poco, la lluvia se va deteniendo, pero es como si Lucía, en el despertar de su adolescencia, la asimilara, la llevara por dentro.

Tanta agua es la construcción de una atmósfera, de un espacio exterior incómodo que de a poco se va convirtiendo en espacio interior. Los claroscuros de la propuesta fotográfica parecen ser la expresión de esta incomodidad, de este paso del tiempo en los personajes, de esta lejanía-cercanía (obligada), del despertar complejo y ciertamente angustioso de la adolescencia de Lucía.

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