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‘Carga sellada’: un ‘quirquiña western’

Carga sellada, de la directora Julia Vargas-Weise, con guion delirante de la propia cineasta y el escritor Juan Claudio Lechín “inauguró” dentro de la particular sección bizarra del cine boliviano el género “quirquiña western”, una parodia estrafalaria del “spaghetti western” italiano (cuya obra “cúspide” fue El bueno, el feo y el malo de Sergio Leone).

La obra de la orureña ha sufrido un “vía crucis” para su estreno pues tardó 10 años en conseguir la plata para posproducción. Carga sellada es una pretenciosa mezcla extravagante de cine de aventuras, comedia, romance y mensaje ecologista.

Un viaje por el altiplano (nuestro “Monument Valley” particular) en un viejo tren portador de un material minero tóxico se convierte en un despropósito de diálogos momificados, lugares comunes del cine-postal nacional y personajes estereotipados hasta la vergüenza ajena (el maquinista anarquista bueno, los indigenistas feos y el policía víctima-bueno).

La presencia de actores y actrices de telenovela de México y Venezuela (interpretando con sus acentos a personajes bolivianos) emparenta en desprolijidad y surrealismo a Carga sellada con el cine más ridiculizante de Ed Wood que hubiese elegido sin duda un mejor título a su estilo:
“el tren monstruoso de la muerte”.

Nuestro subgénero zeta no falla y nos hace disfrutar siempre (la escena de la “tribu indigenista” encapuchada con máscaras de “diablos” del Carnaval de Oruro para bloquear el paso del tren forma parte ya de la antología insólita de nuestro cine).

Ricardo Bajo es periodista.